Por Asociación Triángulo Azul Stolpersteine Córdoba y Jaén
Amanecía brumosa la mañana del 9 de mayo del 2025 cuando nos dirigíamos bordeando las orillas del Danubio hacia el municipio austriaco de Alkoven, recorriendo sus verdes prados podemos visualizar a lo lejos la imponente construcción, se trata del castillo renacentista de Hartheim construido en el siglo XVI, que pasaría de ser un lugar apacible dedicado al cuidado de discapacitados físicos y mentales a inicios del siglo XX a convertirse uno de los principales exponentes del totalitarismo nacionalsocialista.
El castillo sería reformado en esta primavera de 1940 para albergar el centro de exterminio en la planta baja del castillo, en un proceso serial, serían recibidos los individuos por una de las bocanadas laterales del castillo ocultada con un cobertizo de madera alquitranada para evitar posibles fugas y visión desde el exterior, continuaba por una sala de fotografía y de recepción con enfermeras y médicos que no analizaban el estado del paciente, simplemente se limitaban a notificar si disponían de piezas de oro dental las que luego se deberían de extraer para su posterior fundido e ingreso al erario público para el costeo del propio exterminio de los presos, continuaba a la sala de las duchas que realmente era la cámara de gas encubierta, en ella se abriría el monóxido de carbono almancenado en bombonas situadas en una pequeña habitación contigua, esta habitación a su vez daba a la morgue donde se acumulaban los cadáveres tras el gaseamiento a la espera de pasar a la última sala que sería la sala del crematorio donde eran quemados los cadáveres y sus restos enterrados en las proximidades del castillo en fosas comunes o arrojados al Danubio.
Hartheim se convierte en paradigma del proyecto supramacista nazi en su lucha por alcanzar la utopía racial, tras el anschluss (anexión) de Austria al Tercer Reich pasa a convertirse en uno de los seis centros de exterminio seleccionados para el programa Aktion T4 (1940-1941) de asesinato de munusvalidos físicos y mentales procedentes de instituciones asistenciales de toda Austria, sur de Alemania y parte de la Chequia anexionada (Sudetes), en él mueren alrededor de 18.000 alemanes del Reich durante esta primera etapa.
Una segunda etapa de Hartheim conocida como Aktion 14f13 o tratamiento especial 14f13 fue la implantada en la primavera de 1941 hasta el final de su existencia en diciembre de 1944, en esta fase el centro de exterminio será utilizado para la eliminación de prisioneros del complejo concentracionario Mauthausen-Gusen y de Dachau, se contabilizan alrededor de 8.000 víctimas de las que 463 serían prisioneros españoles y de ellos 19 eran cordobeses y 15 jienenses.
El proceso de exterminio ideado por la Cancillería del Führer en connivencia con el Imperio del Terror de las SS ideado por Heinrich Himmler, hizo que esa unión de sinergias entre personal médico, sistema represivo y de seguridad e instituciones burocráticas nacionalsocialistas provocase un exterminio en serie que resultaría ser el origen de lo que luego seria a gran escala los grandes centros de exterminio polacos durante la Aktion Reinhard con la creación de Belzec, Sobibor y Treblinka donde fueron asesinados 1,2 millones de judíos en el que los perpetradores de los crímenes en Hartheim serían nombrados directores y comandantes en estos lugares de impugnación última de la especie humana.
Uno de los momentos más emotivos de la visita fue el homenaje realizado por los descendientes del prisionero español Eugenio Sánchez Rivera que fue asesinado en Hartheim en el transporte del 14 de agosto de 1941 procedente de Gusen en el que su hijo dedicó entre lágrimas el dolor de la familia por la pérdida a tan temprana edad de su padre, la angustia vivida en la posguerra por su madre y como tuvo que salir adelante con dos niños pequeños sin apenas medios entre el terror de un régimen que condenó a la miseria y el hambre a los familiares de los republicanos. En la visitaba estaban nieta y bisnietas de la víctima, una de ellas embarazada de pocos meses mostrando así la vía de la vida, la esperanza y la superación del trauma generacional.
Complejo concentracionario Mauthausen-Gusen
Se avecinaba una tarde soleada a la rivera danubiana en el pequeño y acogedor pueblo de Mauthausen, rodeado de naturaleza atravesada por vías de ferrocarril, la simbiosis de las rústicas casitas de madera con el entorno no hacía presagiar lo que acontecía la subida de la colina, en ella se levantaba ante nuestros ojos la inmensa muralla de piedra granítica de la fortaleza de Mauthausen, uno de los principales presidios del Tercer Reich.
El sistema represivo iniciado tras la llegada de Adolf Hitler al poder en 1933 con la creación de un innovador sistema concentracionario permitió el aislamiento, corrección y eliminación de los elementos perturbadores del Nuevo Orden y llegarían a convertirse en el eje vertebrador de la sociedad alemana. El KZ (konzentrationslager) pasó a ser la institución totalitaria que racionalizó la violencia y el castigo, en la que se excluyó al elemento distorsionador de la comunidad germana, del que Mauthausen-Gusen fue uno de los mayores referentes de toda la red concentracionaria. La violencia sistematica contra todos los antagonistas externos, peligrosos, contaminadores del volk quedó inserta como herramienta política en los fundamentos del régimen nacionalsocialista, una violencia ejercida por los sujetos revolucionarios del nazismo, las Schutzstaffel (SS) totenkopfverbände consideradas la élite racial, espiritual, sociopolítica y militar en defensa de la herencia genética, cultural y espiritual del pueblo alemán.
Resulta imposible desligar las lógicas de exterminio del Tercer Reich del destino de este contingente de españoles producto de la internacionalización de la guerra civil española en la que pugnaron por el triunfo los enemigos antagónicos del violencia proceso revolucionario nacido en el siglo XX, jóvenes en su mayoría que sumcumbieron ante los ideales reviolncaios en una España convertida en antesala del conflicto mundial. Serían clasificados por los alemanes como Rotspanienkämpfer (combatientes de la España roja) los que tras alzarse contra Hitler en dos guerras y en ambas sucumbir, fueron interceptados de urgencia por la Gestapo en los stalags (campos de transito de prisioneros de guerra) tras la caída de Francia en 1940 y de allí trasladado por orden directa de la RSHA debido a su peligrosidad al peor de los escenarios, el complejo concentracionario Mauthausen-Gusen calificado por Reinhard Heydrich como de Stufe III (nivel III) máxima escala de dureza, campo-cantera austriaco destinado a incorregibles o indeseables, un campo de castigo considerado campo de exterminio por trabajo forzado (vernichtung durch Arbeit) para depurar el cuerpo social del Tercer Reich.
En la visita, guiada por Pedro, compatriota gaditano y trabajador del Museo de Mauthausen, nos hizo ver los vestigios conservados de la red concentracionaria de los que cabe destacar la fortaleza amurallada, la escalinata de los 186 peldaños de la cantera, el bunker con la cámara de gas y crematorio y los barracones principales, nos sumergimos en su relación con el entorno desde un punto de vista ético, social y de responsabilidad moral de los crímenes allí sucedidos, una reflexión muy valiosa vista desde el presente del trato que tuvieron la sociedad del pasado con la realidad que les tocó y como el colaboracionismo, la implicación de la población de alrededor y el terror existente entroncaban una realidad que distaba entre la asimilación de las torturas y asesinatos allí cometidos y a su vez, convergía con una sociedad sana, cívica y sociable con el exterior en el que actos execrables y terroríficos cometidos por los guardias SS eran tomados con normalidad mientras discurrían participaciones deportivas, colaboraciones empresariales y gestión del territorio con total impunidad, convirtiendo la vida de los prisioneros en meros objetos, esclavos reducidos a un número y condenados a la muerte por extenuación en el trabajo.
Mauthausen sería el inicio, el campo base y la cabecera directora de un proyecto de explotación esclava de mano de obra campista mientras que Gusen como apéndice a 5km de la fortaleza se convertiría en la gran maquina de triturar vidas del Danubio donde pereció la gran mayoría de españoles durante los primeros años de vida del KZ, se calcula que por el complejo concentracionario pasaron alrededor de 7300 españoles de los que 2/3 muere en estos dos primeros años desde el 1940 hasta 1942, unas cifras alarmantes que coloca a los españoles entre los nacionalidades con el mayor índice de muerte.
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