Las viviendas del denominado Plan 54 que se construyeron en el barrio pozoalbense de Los Llanos ya tienen sus primeros inquilinos, o al menos ya se ha procedido a la entrega de las primeras llaves de un proyecto que se ha demorado en el tiempo siete años. Los propietarios acudieron al Salón de Plenos del Ayuntamiento de Pozoblanco donde les recibieron el alcalde de la localidad, Pablo Carrillo, el primer teniendo de alcalde, Benito García y el gerente de la Empresa Pública del Suelo de Andalucía, Francisco Javier Altamirano.
Las primeras nueve viviendas que se han adjudicado lo han hecho en régimen de alquiler con opción de compra. Está previsto que en los próximos días se entreguen dos viviendas más y se espera la adjudicación del resto en un corto espacio de tiempo. Algo, lo de la reducción de tiempos, que ha estado ausente en un proceso que se remonta al año 2006, cuando se anunció la construcción de estas viviendas y más de un centenar de personas acudieron a la convocatoria del Ayuntamiento interesados en esta oferta.
De ahí hasta la actualidad, un camino largo y arduo que parece finalizar parcialmente ahora. Por aquel entonces, el gerente de la Empresa Pública del Suelo de Andalucía (EPSA), Rodrigo Barbudo, informaba de las condiciones que iban a tener unas viviendas destinadas a personas o unidades familiares con unos ingresos anuales por debajo de los veinte mil euros y empadronados en Pozoblanco. Además, el deseo del Consistorio era que el ochenta por ciento de las viviendas fueran a parar a personas menores de 35 años.
El proceso se remonta a 2006 cuando se anunció la construcción de 54 viviendas. Muchos de su adjudicatarios renunciaron
Cincuenta y cuatro viviendas con una media de setenta metros cuadrados, con tres dormitorios y cuyo coste medio inicial ascendía a los 83.000 euros. Tres años después, en 2009, comenzaron a surgir los primeros problemas y ya se buscaban salidas a 54 casas que no encontraban su destino. La EPSA ya anunciaba que de las 54 viviendas, 31 se podrían a la venta a pesar de haber sido adjudicadas con anterioridad. Una decisión que se tomó debido a las numerosas renuncias que se realizaron tras esa primera adjudicación. Por aquel entonces se dijo que la entrada se realizaría en tan solo tres meses, pero nada más lejos de la realidad.
A las renuncias y la falta de compradores se sumó la situación de la constructora adjudicataria de las obras, que entró en una situación complicada dejando impagos a numerosos empresarios de toda la comarca y que estuvieron implicados en la construcción de las viviendas. A todos estos problemas hay que sumar que los actos de vandalismo también sacudieron al edificio, por lo que en reiteradas ocasiones ha sido foco de debate en los plenos municipales.
Con la entrega de las llaves parece que ve algo de luz un proyecto que se ha dilatado en exceso en el tiempo y que muy poco tiene que ver con los planteamientos iniciales en los que se basó o con los que nació.
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