En un Auditorio renovado y con una gran afluencia de público dieron comienzo las conversaciones con narradores y poetas que este año dan forma a las Jornadas de Otoño de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaíno. Centrarse en la literatura española ha permitido que en la jornada inaugural se cuente con escritores de la talla de Arturo Pérez Reverte o Carme Riera. El formato, muy atractivo, se ha presentado en formato de diálogo con diferentes periodistas lo que ha permitido ahondar tanto en la carrera literaria de ambos narradores como en su concepción de algunos aspectos de actualidad.

Sin duda, Arturo Pérez Reverte fue el gran atractivo y a lo largo del diálogo planteado de la mano del periodista Juan Cruz se esbozó al Pérez Reverte escritor, pero también a aquel reportero que contó la primera muerte de un inmigrante en una playa española y que narró algunos de los conflictos bélicos más importantes de las últimas décadas del siglo XX durante sus veintiún años de periodista. El reportero y el escritor fueron de la mano por la influencia del periodista sobre el narrador y por la tabla de salvación en la que se convirtió la literatura para el hombre.

“La literatura me permitió digerir todo lo que viví en la guerra, todo lo leído me servía para comprender. Entiendo la vida, he digerido la vida gracias a la literatura y ahora me ayuda a escribir libros con los libros que leí y con la vida que viví”, explicó un Pérez Reverte que se sumergió en Beirut, Angola o Sarajevo de donde dijo aprender la “maldad y nobleza” que caracteriza a sus personajes, las dos cualidades antagónicas en una misma persona.

Eso también lo aprendió de la guerra porque “la guerra rompe los barnices de la civilización, devuelve a ser humano a su origen, sin cortapisas, sin los valores y las normas de la sociedad occidental. El ser humano es capaz de cualquier cosa dependiendo de las circunstancias”, defendió el escritor. El conflicto bélico también fue protagonista de “Territorio comanche”, una novela escrita “por venganza” porque “sabía que me iba, el periodismo estaba cambiando y yo quería dejar claro que este no es el mundo real”.  Y es que Pérez Reverte también viajó en su diálogo por los “fantasmas” que deja la guerra, por los remordimientos propios, por “las cosas sucias” que hay que hacer para sobrevivir.

El periodismo como pretexto, ese vehículo dio un viraje con la publicación de “La tabla de Flandes”, catalogado como thriller cultural y pionero en el género, con la que obtuvo el éxito que le ha secundado durante toda su carrera literaria. Precisamente ese éxito sirvió para enlazar con el Pérez Reverte más controvertido, el que no teme a decir aquello que es políticamente incorrecto porque “mis lectores me dan esa libertad, ya no pierdo nada, si tuviera que ganarme un sustento tendría mucho cuidado. Mi confort, mi sustento no depende caer bien a nadie y esa libertad, por la que he pagado precios muy altos, la ejerzo con naturalidad, prefiero quedarme a gusto cuando quiero hacerlo”.

Y ese Pérez Reverte más irreverente también salió cuando fue cuestionado por la reunión que mantuvo con la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y su compañera de filas Adriana Lastra y despejando la duda del periodista relatando que hablaron sobre el lenguaje inclusivo “querían saber la postura de los académicos”. “Creo que es necesario porque durante muchos años el lenguaje ha sido rehén de los hombres, pero hay límites, líneas rojas que están en la estupidez, en el sentido común”. “¿Le propusieron ser ministro?”, preguntó el periodista, una cuestión ante la que Pérez Reverte no dudó: “Eso hubiera sido insultarme”.

Carme Riera, feminismo y pluralismo

Aunque Pérez Reverte fue el gran reclamo, las conversaciones sobre literatura comenzaron con la escritora Carme Riera que esbozó su carrera literaria a través de las preguntas del periodista Sergio Vila, pero también su concepción de la sociedad y actualidad española teniendo como hilo conductor su producción literaria. Así, Riera abogó por la honestidad como articulista y defendió el pluralismo lingüístico y cultural, la lucha feminista iniciada en los años 70 y que “ha permitido las conquistas actuales” o la necesidad un Pacto de Estado sobre la Educación.

La también académica de la Real Academia Española abordó en su intervención su vinculación con Mallorca, protagonista de muchas de sus obras y lanzó una defensa hacia la literatura porque “nos plantea una posibilidad de recordar lo que somos, de establecer una relación con nosotros mismos y con los demás, así como reflexionar sobre los grandes temas que nos preocupan”.

Las Jornadas de Otoño continuarán mañana con Luis Mateo Díaz, Manuel Gutiérrez Aragón y José María Merino en la parte literaria, mientras que en la matinal se abordará el sesenta aniversario de Covap, cuyo presidente, Ricardo Delgado Vizcaíno, adelantó que Santiago Muñoz Machado está trabajando en un libro donde se exponga la historia a lo largo de seis décadas de la cooperativa de la comarca de Los Pedroches.