Con 17 años emprendió el viaje de su vida al dejar atrás su Añora natal y los entrenamientos en el Club Atletismo Pozoblanco Ginés para llegar al Centro de Alto Rendimiento de Soria. Trece años después, Carmen Romero Gómez ha emprendido otro viaje después de decir adiós a las pistas de atletismo, al menos de manera profesional. En la mochila acumula títulos a nivel nacional, las sensaciones que deja el subirse a lo más alto del pódium y el aprendizaje de los fracasos. A su lado sigue estando su gente, la de siempre, la que llegó hace trece años para quedarse y la que desde la distancia le ha alentado en cada carrera. Alguno de ellos conocerá la vida de sacrificios que ha implicado llegar a lo más alto, porque entre tanto éxito también hay lugar para las sombras. Sacrificio, constancia, trabajo y esfuerzo son algunos de los valores que recalca que le ha brindado el deporte de alto rendimiento al que mira cara a cara sin echarlo de menos. 

 

Pregunta: Empecemos por el principio, que en este caso es el final. ¿Cómo están siendo estos primeros meses tras decir adiós al atletismo?

Respuesta: Han sido meses de muchos cambios en todos los sentidos, llevo una vida totalmente diferente a nivel laboral, a nivel deportivo porque ya no tengo la obligación de ir a entrenar todos los días ni tampoco de cuidar todos los días mi dieta. También me he venido a Málaga donde no conozco a nadie, está siendo un periodo de adaptación. Noto mucho cambio en mi físico porque el estar veinticuatro horas pensando en lo que tienes que hacer para rendir más hace que tu físico esté al cien por cien y ahora no me veo así, en ese estado de forma. Noto también la ausencia de la rutina de ir a entrenar, son muchos cambios.

P: Supongo que no es fácil romper una rutina tan disciplinada y salir a un mundo que, en realidad, es diferente. 

R: No es fácil. Yo siempre he tenido claro que tenía que formarme, que el deporte de alto rendimiento no iba a durar siempre y sabía que me tenía que ir formando. Opté por una carrera con muchas salidas –estudió y ahora ejerce de fisioterapeuta- en ese aspecto, la verdad, es que bien. A nivel personal se me está haciendo cuesta arriba pero porque he cambiado de ciudad, si me hubiera quedado en Soria hubiera sido más fácil porque allí tengo a mis amigos. Eso me está costando, aunque estoy intentando integrarme, es algo que le pasa a todo el mundo.

También se nota en que ya la gente no se acuerda de tus éxitos, a no ser que vaya al pueblo que la gente te conoce, de eso sí me he dado cuenta. Cuando estás arriba la gente está más pendiente, gente de la Federación, cuando ya no formas parte de eso ya caes en el olvido. Fuiste muy importante en un momento dado y ya no. No lo digo solo por mí, sino por gente que ha ido a Olimpiadas, Mundiales o Europeos. Lo pienso porque digo, si yo que solo he conseguido títulos a nivel nacional y lo noto, imagino que ellos lo notarán mucho más. Es algo bastante duro, al final cambias tu vida y te encuentras un poco vacía. Es difícil, yo me puedo escudar en que tengo un trabajo, pero lo miro a otros niveles y pienso que es muy difícil volver a la vida después de un tiempo dedicándote al deporte. 

P: Te fuiste a Soria cuando tenías 17 años, ¿qué recuerdas de aquellos años?

R: La verdad no recuerdo mucho porque fueron muchos cambios, mucha gente nueva, vivía con gente universitaria… Al final tengo muy pocos recuerdos porque lo viví todo muy intensamente, pero sí me acuerdo de esa sensación de no creerme donde estaba. Llegué al Centro de Alto Rendimiento de Soria, veía a la gente muy mayor, muy fuerte y pensaba: «Pero si yo vengo de Añora, soy una niña». Lo recuerdo con muchísima ilusión, aunque iba un poco perdida, fueron muchas cosas que no terminé de asimilar. Es cierto que me acogieron todos muy bien, mi entrenador me adaptó todo lo necesario para que compaginara los entrenamientos con los estudios. Yo venía de entrenar dos-tres días a la semana y allí empecé a entrenar seis días. Los compañeros, los amigos, me supieron integrar muy bien. 

P: ¿Cómo va evolucionado esa niña para llegar a alcanzar las metas que has conseguido?

R: Voy evolucionando porque hubo un cambio de mentalidad, de cómo veo el deporte, antes lo veía como que si no conseguía una meta le daba muchas vueltas. Ahora también estoy evolucionado hacia encontrar el disfrute en todo lo que hago. Ha habido momentos en que estaba en los tacos, antes de dar el pistoletazo, y tener la sensación de que no quería estar ahí, no me motivaba. Ahora mismo, todo lo que hago lo oriento a eso, a encontrar buenas sensaciones y no estar haciendo algo porque tengo que hacerlo. 

 

Una evolución que le permitió en 2014 proclamarse doble campeona de España tras colgarse el oro en Pentatlón y Heptatlón. Luego, cinco años después, conseguiría la triple corona tras volver a ser la mejor de España en los 400 metros valla. La niña que llegó a Soria con 17 años ya no era tan niña y tras los éxitos en categorías inferiores llegaron los títulos nacionales en categoría absoluta. 

 

P: ¿Compensa todo el esfuerzo? 

R: Supongo que eso depende de la persona, a mí me ha compensado a nivel personal y a nivel deportivo. Si es verdad que dejas atrás la familia, los trece años que he estado fuera me he perdido cosas, por ejemplo, de no haber vivido con mi hermana, me he perdido todos los años de su adolescencia. Pero he ganado mucho en forma de tratar a la gente, de ver la vida, de valores. El alto rendimiento te da muchos valores si los sabes aprovechar, la disciplina, el esfuerzo, la constancia… Todos esos valores que me ha dado el deporte me están ayudando en mi vida. A mí sí me ha compensado, lo que pasa es que llega un momento que necesitas encontrar otra motivación, que necesitas un cambio, cuando no encuentras esa motivación es complicado mantenerse. Nunca he pensado que el no llegar al pódium implicara que la dedicación al atletismo dejara de compensarme. El año después de proclamarme Campeona de España en pista cubierta y al aire libre fue un batacazo para mí porque veía que no conseguía las mismas marcas, que no estaba al mismo nivel, te cuestiones muchas cosas porque un año te sale todo y al siguiente nada, le das muchas vueltas, pero en ningún momento te planteas que no te compensa. Sí es verdad que el año pasado empecé a pensar eso porque no tenía motivación, ahí fue cuando pensé que había que pegar un cambio. 

 

Tienes que saber que no tienes que hacerlo todo perfecto, que hay veces que hay que fracasar, que las cosas también salen mal porque del error es de lo que más se aprende. 

 

P: ¿Eres consciente de que eres una de esas privilegiadas que puede llegar a lo más alto en el mundo del deporte?

R: Nunca me lo he creído, mis padres siempre me han dicho que tenía que ser más consciente, pero como siempre he hecho lo que me ha gustado y lo otro es algo que me he encontrado en el camino. Siempre he dicho que quería hacer las cosas bien, entrenando, trabajando y si salían pues bien. He tenido suerte porque siempre he controlado mucho la presión en las competiciones, también por mi trabajo y esfuerzo, pero es algo que no he buscado. Pensándolo es verdad que me siento muy orgullosa de mi constancia, de haber sabido llevar la presión, de no esperar siempre el ganar porque cuando sabes que las cosas están bien hechas al final salen. Yo he intentado hacer las cosas siempre bien. 

P: ¿Qué se siente en lo más alto del pódium?

R: Mucha satisfacción. Cuando estás arriba lo ves pasar todo muy rápido, pero cuando estás un día tras otro entrenando. La gente no lo aprecia, es lógico que no lo entienda. Son todos los días pendiente de los entrenamientos, mínimo tres horas, tengas o no tengas ganas, haga frío o no lo haga, tengas la menstruación o no, algo muy importante para las mujeres, tienes que entrenar. Se pasa tan lento el tiempo en esas ocasiones, son tantos los días que tienes que esforzarte para llegar a un momento que es tan corto, que pasa tan rápido. Estás arriba, te dan la medalla y acaba todo, pero luego al día siguiente vuelves a entrenar como un día normal. Pero los recuerdo como momentos muy especiales. Incluso los momentos de antes, normalmente al pódium suelen hacer el control antidopaje, hasta que terminas que tienes ganas de ver a tu familia, a tu entrenador… Luego sales, te dan la medalla y tienes ese rato para disfrutar de lo que has conseguido y, al mismo tiempo, no te lo crees porque piensas: cómo puedo ser la mejor de España en esta disciplina. Son muchas sensaciones que no asimilas hasta que no pasan unos días. Es cierto que cuando conseguí el primer oro tardé semanas en asumir que había sido Campeona de España porque nunca pensé poder ser la mejor de España en algo. Esos momentos son increíbles, así que no me quiero imaginar lo que sería conseguir una medalla en un Europeo, Mundial o en unas Olimpiadas. 

P: Has dicho que siempre has controlado la presión. ¿Cómo de importante es la salud mental en el mundo del deporte?

R: Es una de las cosas más importante, controlar tu inteligencia emocional, tener buena salud mental porque llegan momentos de mucha presión. Cuando vas a una competición como primera y sabes que la gente confía tanto en ti llegas a pensar más en las otras personas que en cómo te encuentras y disfrutar de ese momento. Estás pendiente de quedar bien, de cumplir las expectativas más que en disfrutar de ese momento. Lo veía mucho en mis compañeros, que eran muy buenos físicamente pero la cabeza les traicionaba, Si la cabeza dice no por mucho que las piernas corran, no hay nada que hacer. Tiene que ser un cincuenta-cincuenta por ciento, es algo muy importante. Hubo un momento que tuve algo de ansiedad, fue un corto periodo de tiempo, pero me notaba rara, como que tenía muchas cosas en la cabeza y no me salían las cosas como quería. No sabía identificar lo que me pasaba, pero sabía que había algo. Tuve a mi entrenador, a mis compañeros a mi lado y supimos detectar lo que ocurría. Tienes que saber que no tienes que hacerlo todo perfecto, que hay veces que hay que fracasar, que las cosas también salen mal porque del error es de lo que más se aprende. 

P: ¿Cómo supiste que era el momento de decir adiós? ¿Te influyó la pandemia?

R: El tema de la pandemia me influyó porque me encontraba muy bien y el parón me sentó fatal. Empecé a notar que no tenía el cien por cien de la motivación, físicamente estaba muy bien, pero no tenía las mismas ganas de ir a entrenar después de la pandemia, no tenía las mismas ganas de sacrificarme. Entonces pensé que iba a ser mi último año porque siempre he ido detrás de un objetivo, ir a un Campeonato de Europa porque sabía que unas Olimpiadas no estaban al alcance de mi mano, siendo realista. Cuando nos dejaron salir me dijeron que el Campeonato de Europa se posponía para el año siguiente, pero al final se puso en 2022 en París, este año. Pensé entonces que si el destino había decidido eso pues que aquella sería mi última temporada. 

P: Entonces esa es la espinita que te queda clavada, el haber ido a unos Europeos. 

R: Totalmente, esa es la espina que se me queda clavada. 

P: También hay que valorar que el atletismo a cierto nivel no da para vivir. 

R: Una de las cosas por las que decidí seguir estudiando fue por eso, el atletismo no te da para vivir. Y eso que yo soy una afortunada porque en Soria tenía una beca que me permitía mantenerme sin tener que pedir ayuda a mis padres. Si te dijera lo que he ganado por ser Campeona de España te llevarías las manos a la cabeza, es una vergüenza. Es una vergüenza que a personas que están dedicadas al cien por cien a un deporte no les compense económicamente y que otros deportes tengan lo que tienen. Siempre estamos en las mismas, el atletismo no tiene tanta visibilidad y repercusión. Hay deportes que son más sociales, pero hay cosas que pueden y deberían cambiar. El atletismo está dando un giro y se están haciendo muchas competiciones interesantes para darle mayor visibilidad, aunque a nivel económico mucho tiene que cambiar la cosa en lo que respecta al alto rendimiento. Otra cosa es el alto nivel donde las becas son ya más importantes. 

P: ¿Qué ha sido lo mejor de todos estos años?

R: La gente que he conocido, que ha sido gente maravillosa. No tengo nada malo, creo que ha sido todo muy bueno. La gente que he conocido porque son mis amigos, mi familia… Lo mejor es todo lo que me ha enseñado el atletismo, es que me ha enseñado tanto a nivel deportivo y que ahora utilizo en mi trabajo. De verdad, he aprendido muchísimo. 

P: ¿Y lo echas de menos?

R: Sabía que me ibas a hacer esa pregunta. Echo de menos la rutina de ir a entrenar con mis compañeros porque lo pasábamos súper bien, el rollo que teníamos era muy sano, pero no echo de menos la vida de deportista de alto rendimiento. Piensa que era estar pensando veinticuatro horas al día en que podía y que no podía hacer de cara a mi preparación, son muchas limitaciones y eso no lo echo de menos. 

P: Antes hablabas de reconocimiento, de ese vacío que queda con el adiós. En Añora, sin embargo, el reconocimiento siempre estará ahí con un pabellón que lleva tu nombre. 

R: Cuando lo pienso se me encoge el alma de satisfacción. Es una satisfacción enorme, me enorgullece muchísimo que Añora haya decidido que mi nombre esté ahí porque simboliza el esfuerzo, la constancia y el trabajo. Es una ilusión tremenda, siempre hablo genial de mi pueblo, de Los Pedroches, porque estoy muy contenta de haber nacido donde he nacido, de mi tierra y de la gente que tenemos.