• Miguel Calero (IU) fue expulsado, los concejales del PSOE abandonaron la sesión a lo que también se sumó el concejal de Ciudadanos, Pedro García

 

Hay que echar la vista bastante atrás para encontrar un pleno que acabara con hasta seis concejales en la calle antes de que acabara la sesión -uno por expulsión y seis por voluntad propia-, pero ayer el Ayuntamiento de Pozoblanco cortó en seco esa racha tras el pleno más bronco que se recuerda recientemente. Una sesión que también puede contarse en cifras y tiempos: seis puntos en el orden del día -todos meros trámites y sin debate-, orden del día dirimido en 18 minutos, un concejal, Miguel Calero (IU), expulsado por el alcalde, Santiago Cabello, tras dos llamadas al orden -no hubo tercera como marca el reglamento- y los cincos ediles del PSOE dejando vacíos sus asientos por lo que consideraron «abuso de poder» del primer edil, aunque al final Pedro García (Ciudadanos) se sumó también a la espantada. La otra cifra fue la de asistentes a la sesión, que creció sustancialmente por la presencia de los agentes de la Policía Local, que acudieron en su primera protesta pública después del conflicto laboral que mantienen con los responsables municipales. Se mantuvieron en silencio el tiempo que permanecieron entre el público, ya que no aguantaron toda la sesión, y cuando se marcharon se pudo escuchar hasta en dos ocasiones el adjetivo descalificativo que ayer encendió la mecha, mentiroso. 

Antes, el portavoz de IU, Miguel Calero, utilizó esa palabra para definir a Santiago Cabello. La respuesta del primer edil fue clara, primera llamada al orden y acusaciones a su rival político de insultos en la sombra que «hoy se hacen públicos». Hasta ese momento, Calero había sacado a relucir el impago y retraso a proveedores, la falta de Oferta de Empleo Público y la situación de parálisis del Ayuntamiento de la que responsabilizó directamente al alcalde al que también indicó que «es muy grave que un alcalde confunda el debate político con el personal funcionario de esta casa, es una falta de respeto absoluta». Fue entonces cuando introdujo la frase «es usted un mentiroso cuando dice que desde secretaria se frena… » y ahí se quedó ante esa primera llamada al orden. 

Tomó entonces la palabra el portavoz de Ciudadanos, Pedro García, que vino a decir lo mismo que sus compañeros de oposición en las ruedas de prensa ofrecidas en las últimas semanas: situación del Ayuntamiento «muy delicada», proveedores que llevan 6-9 meses de retraso en el cobro de sus facturas, falta de decisión para paliar el déficit de personal, ausencia de cumplimiento del convenio firmado con la Policía Local hace dos años, paralización de las grandes inversiones y «agravios comparativos» en las prórrogas de contratos de los trabajadores en bolsa. Cerró la portavoz socialista, Rosario Rossi, las intervenciones de la oposición con una ronda de preguntas en las que pedía contestaciones taxativas y claras, sí o no, haciendo alusión al inicio de proyectos como el mercado de abastos, la ciudad de los niños, el polígono, la residencia y también a asuntos de gestión para demostrar que las denuncias realizadas desde su grupo son reales. Puso sobre la mesa Rossi el hecho de que «cuando gobernaba el PSOE si las cosas salían mal eran del PSOE, ahora usted culpa al resto, ustedes son víctimas de un complot interplanetario» y lanzó una pregunta: «si la culpa es de secretaría, de intervención, de la Policía, ¿para qué están ustedes aquí?». 

Llegó la réplica que englobó a varios concejales del equipo de gobierno pero que en mayor tiempo ocuparon el portavoz, Eduardo Lucena, y el alcalde. Lucena aseguró que «una cosa es el teatro, la escenificación política y otra la gestión diaria» y volvió a repetir una de sus máximas, el esperar para hacer balance de la gestión la finalización de los cuatro años de mandato. Cuando tomó la palabra Cabello fue para volver a exponer los «avances» en los diferentes proyectos, dejando también claro las complicaciones derivadas de la pandemia del Covid-19 y la aplicación de recursos en cuestiones que no estaban previstas. En esa recapitulación de avances y actuaciones hubo una comparativa continua con lo realizado durante «treinta años de mandatos del PSOE» exponiendo las contrataciones a dedo, la falta de acción para conseguir la residencia o la nula actuación en la mejoría de la red de alcantarillado y tuberías -esto en referencia al ciclo integral del agua-. La mayor parte de su intervención fue dirigida hacia Rosario Rossi, tal y como había ocurrido en la rueda de prensa de esa misma mañana, y emuló a la socialista lanzándole una serie de cuestiones en las que la gestión local pasó a un segundo plano con temas nacionales. 

Para entonces, el concejal del PSOE, Enrique Garzón, ya había abandonado el salón de plenos sin entender la deriva de la sesión y concejales que no suelen «salirse del guión», como Juan Vázquez -al que también llamó al orden-, pidieron al alcalde respeto hacia el resto de formaciones políticas. Finalizada la respuesta del primer edil llegó la segunda ronda de ruegos y preguntas, que fue efímera. Y lo fue porque Cabello avisó a Miguel Calero de que tenía un minuto a lo que el portavoz de IU espetó que «no hay un reglamento y usted no ha avisado…» con un tono que no gustó al primer edil y que llevó a la expulsión de la sesión. Una expulsión que no se hizo efectiva, porque Miguel Calero no abandonó el salón de plenos, se quedó para escuchar la intervención del único edil de la oposición que quedaba hasta ese momento en su asiento, Pedro García. El portavoz de Ciudadanos tomó la palabra para dirigirse al alcalde al que indicó que «hablamos de que vamos a buscar la cordialidad, la no confrontación y usted está incitando a todo lo contrario y está abusando del poder, esto es la sesión de control que hace la oposición al gobierno y usted se tiene que limitar a contestar y no hacer un ataque frontal a la oposición. Estás incitando a la crispación y evidentemente tiene que estar la gente crispada porque nos limitas el tiempo y tú estás 25 minutos hablando». Y en solidaridad con sus compañeros también se marchó. Ante esto, Santiago Cabello levantó la sesión, no sin antes defender que al igual que la portavoz socialista le había lanzado unas preguntas, él se las había devuelto.