Solo un dato hay que poner sobre la mesa para entender que las elecciones de Pozoblanco han sido las más atípicas de la historia, los 37 votos que hay de diferencia entre la fuerza más votada y la segunda. Una igualdad que se extiende hasta la terna ya que entre el PSOE y Pozoblanco en Positivo -tercera fuerza más votada- tan solo hay 173 votos de diferencia. Con esos datos no es complicado entender que la de ayer fuera una noche de infarto donde el inicio del escrutinio dio alas a la formación de Emiliano Pozuelo, que durante gran parte de la noche veía cómo se imponía en numerosos colegios electorales. Esa tendencia varió conforme avanzaba el escrutinio y poco a poco el PSOE tomó la ventaja por delante de un PP que se aupaba como la segunda fuerza más votada aún perdiendo casi cinco puntos con respecto a 2011. Una cosa quedó clara también desde el inicio de la noche, el desplome de un CDeI que se queda con el 10,9 por ciento de los votos frente al 29 por ciento que consiguió hace cuatro años, una caída tan espectacular como la subida que experimentó en su primera concurrencia a unas municipales.

Las de ayer también fueron las elecciones donde decreció la participación en 7,3 puntos porcentuales justo en el año en el que Pozoblanco más se jugaba. El 70,5 por ciento de los pozoalbenses que estaban llamados a votar ejercieron su derecho ante el 77,8 por ciento que lo hicieron en 2011. Si la participación bajó, el denominado ‘voto rebelde’ aumentó casi en dos puntos emitiéndose un total de 348 votos nulos (3,57 por ciento). Por colegios electorales, el recuento final permitió que el PSOE recuperara su hegemonía en seis colegios, mientras que el PP se impuso en cuatro y Pozoblanco en Positivo en uno. Un dibujo -como se aprecia claramente en el gráfico que ilustra esta noticia- totalmente diferente al de hace cuatro años donde el CDeI se impuso en seis de los once colegios electorales existentes en Pozoblanco, siendo el resto para los populares que se imponen con menos porcentaje que en los últimos comicios.

Después de los datos que arrojaron las elecciones está claro que el PSOE se anotó la victoria más ajustada de la historia de la localidad. Un resultado que hace pensar que la tendencia histórica en la localidad vuelve a imponerse -lejos de resultados de antaño- superando en cierta medida la fractura sufrida con la aparición del CDeI. Y si el PSOE ha recuperado fuerza, también son más que positivos los resultados obtenidos por el PP ya que a pesar de la situación creada un mes antes de las elecciones y la atípica campaña electoral realizada han mantenido su representación en el Ayuntamiento con lo que se confirma la fidelidad del voto de la derecha y, por supuesto, las desigualdades que permite la ley d´Hont ya que tras perder 743 votos la formación liderada por Santiago Cabello mantiene sus cinco concejales.

En los dos siguientes escalones podría encontrarse la clave de las elecciones, la subida de Pozoblanco en Positivo y la caída del CDeI, es decir, el hartazgo de una sociedad que ha premiado a la renovación -al final no le ha pasado factura a la agrupación de electores el liderazgo de Pozuelo- aportada por un grupo que en su mayoría no había concurrido nunca a unas elecciones, así como la forma de presentarse ante esa ciudadanía. Y un hartazgo que ha castigado, de manera flagrante, a un CDeI al que a tenor de los resultados se ha señalado como el gran culpable de la situación que se ha vivido estos últimos años en el Ayuntamiento. La formación de Benito García ha perdido 1.900 votos, una auténtica sangría que la destaca como máxima responsable de la inestabilidad del Consistorio de la localidad. Completa la lectura de los resultados la subida de Cambiemos Pozoblanco-IU en número de votos pero no lo suficiente como para conseguir aumentar su representación en el Ayuntamiento.

Ahora, las fuerzas políticas tienen que recoger el dictamen emitido por la ciudadanía que no es otro que la necesidad del diálogo para conformar un gobierno de estabilidad que, a pesar de los primeros pronósticos, se podrá configurar con dos fuerzas políticas, algo que muchos, probablemente, no firmaban al inicio de la jornada electoral. Es tiempo de pactos.

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