Hace unos días se publicaba la actualización de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y junto a ello, podíamos ver como en los medios de comunicación se congratulaban las autoridades políticas de la cifra que arrojaba la tasa de desempleo en España. Una objetiva reducción del abominable número de desempleados con el que viene conviviendo nuestro país durante estos años y concretamente, hablamos del paso de un 20% de paro a un 18,91% (un 1,09% menos que en el último trimestre publicado).

A pesar de ello, yo no celebro este acontecimiento. Y a pesar de que esta afirmación le pueda resultar chocante, lector, mi comentario tiene una explicación. Pertenezco a un grupo del conjunto de la  sociedad donde la cifra de desempleo roza el absurdo; la tasa en los jóvenes de entre 16 y 19 años sigue rondando el 55% (concretamente el 54,7%) y de aquí a los 24 años hablamos de un 39,3%. Además de ello, no vamos a indagar en la temporalidad de los empleos generados durante los meses de noviembre y diciembre porque al menos, aunque sea precario, no deja de ser empleo.

Las cifras hablan por si solas y de aquí se pueden extraer numerosos problemas que pueden ser generados (y serán) por esta flagrante falta de oportunidades laborales para la población menor de 25 años. Problemas que se magnifican con la estructura demográfica de España, una sociedad que tiende a concentrarse en edades avanzadas y la cual, depende de la aportación de los jóvenes al sistema recaudatorio. Muchas veces me pregunto si realmente se empatiza con las nuevas generaciones de profesionales y si se llega a comprender el enorme problema que tienen a la hora de encontrar trabajo y que cuando lo hacen, es en condiciones que de ninguna manera van a conseguir mantener el sistema económico español.

Pretendo concluir y me quedo con datos y argumentos en el tintero. Pero con esto me basta para justificar las palabras con las que doy comienzo a este pensamiento.

 

*José María Gómez Rodríguez es colaborador honorario y Doctorando en Organización de Empresas de la Universidad de Córdoba