Leía ayer en Twitter durante el transcurso del Pleno del Ayuntamiento de Pozoblanco que las sesiones se asemejaban a una verbena, hasta un compañero de profesión hizo esa analogía. La conversación de «la verbena» en su tramo final, es decir en el apartado de ruegos y preguntas, versó sobre lo que todos sabíamos, la cancelación del Festival Periscopia. Nada nuevo. El concejal de Cultura, Juan Bautista Carpio, volvió a desgranar las explicaciones que ya ha dado con anterioridad: presiones de hosteleros, presiones de los vecinos y la falta de sentido común han impedido la celebración del Festival.

Explicaciones que para toda la oposición fueron insuficientes y que les llevó a indicar que la falta de apoyo del Ayuntamiento ha sido la causa principal para la renuncia a la organización de los promotores del Periscopia. Lejos de esas cuestiones, solo destacaría que el concejal de Cultura sí ha reconocido su responsabilidad y volvió a repetir que «no he tenido capacidad para solucionar los problemas». Pocas veces he escuchado en ese Salón de Plenos una frase tan tajante sobre la propia gestión, muy pocas. ¿Insuficiente? Pues aquí habrá opiniones divididas.

Dejando a un lado la cancelación del Festival Periscopia, lo que pasa en el Ayuntamiento de Pozoblanco sigue siendo un caso de estudio al que algunos llaman «desgobierno». Llevamos meses escuchando que las diferentes obras, aprobadas en presupuestos, no se han llevado a cabo porque los técnicos no han hecho los pliegos de condiciones por acumulación de trabajo y ahora escuchamos al concejal de Tráfico, Benito García, decir que da una orden al Jefe de Policía para que haga un plan de tráfico ante el comienzo de las obras de la Avenida Villanueva de Córdoba y, según lo que indicó el corporativo, el Jefe de Policía pasa de la orden y no da respuesta al concejal lo que lleva a García a decir que «me siento desposeído de mis funciones». Al rescate salió el alcalde, Pablo Carrillo, que afirmó que el plan de tráfico se realizaría. Agüita.

La culpa también es de terceros cuando un grupo de ciudadanos registra en el mes de enero una petición, avalada por más de quinientas firmas, para dedicar una calle a Luis Cazalla, ginecólogo del Hospital fallecido el año pasado, y el equipo de gobierno no tiene constancia de nada. Aquí la culpa parece que es de secretaría y de los cambios del departamento. ¡Oye que puede ser que los documentos se traspapelen! Pero, ¿no tiene la obligación el equipo de gobierno de aplicar ciertas normas con el personal del Ayuntamiento antes de arrojarlos como culpables de manera pública? Y si son responsables y no acatan las órdenes pues digo yo que para algo está la apertura de expedientes. Es feo eso de echar siempre la culpa a los demás. Y si el problema es de sobrecarga de trabajo, pues igual se puede hacer un reajuste o realizar alguna que otra contratación, que por lo visto los puestos de trabajo escasean.

En fin, que ayer volvió a salir eso de que en el Ayuntamiento de Pozoblanco hay «desgobierno», también que no hay oposición. Afirmaciones que se repiten una y otra vez y que se dan por ciertas ante el caos que se deja ver, pero que solo se quedan en eso en palabras. Lo mismo de siempre, la misma historia que llevamos viviendo demasiado tiempo.