El estado de alarma provocó parálisis en muchos sectores, pero el impacto fue inversamente proporcional en otros. Mientras casi todo se paraba, la actividad se ha ido incrementado en otras áreas. Es el caso de la Asamblea Local de Cruz Roja de Pozoblanco donde no se ha parado ni un momento para trabajar en una doble vertiente, ayudando ante la crisis sanitaria y también ante la crisis económica derivada de la primera. Aunque su puerta física se encuentra cerrada por motivos de seguridad, los voluntarios no cesan en tender en su apoyo y ayuda a los colectivos más vulnerables. El teléfono no para de sonar en la sede situada en la calle San Gregorio de Pozoblanco y se van alternando las llamadas solicitando ayuda con aquellas en las que se brinda apoyo personal o material

Esa solidaridad la están mostrando, en un primer momento, el voluntariado más joven porque el estado de alarma obligó a tomar medidas que dejaban fuera de cualquier actividad presencial a los mayores de 60 años, personas claves en el voluntariado de la Asamblea Local de Cruz Roja de Pozoblanco. «Tuvimos que tirar de gente joven, Andrés Ruiz se está encargando de gestionar a los grupos, como no tienen clases presenciales muchos están en Pozoblanco y es algo más fácil», explica Javier Cantero, trabajador social de Cruz Roja. 

Esos voluntarios son el alma de Cruz Roja Responde, una línea de actuación encaminada a poner en marcha una campaña de sensibilización y concienciación a través de las llamadas a los usuarios mayores. Entre los consejos de higiene, de evitar salir del domicilio, se cuelan también las acciones de acompañamiento a la realización de trámites, pero también el acompañamiento que provoca una charla que «durante este tiempo se han alargado». «Antes las llamadas eran muy cortas, ahora se pueden alargar hasta los quince minutos, hay mucha soledad, muchos de ellos tienen miedo y no tiene quién les pueda echar una mano y de ahí que agradezcan el ratito que pueden hablar con nosotros», explica Javier Cantero. 

Lo inevitable, es decir, los problemas económicos derivados del parón de las actividades de multitud de empresas ya es algo que en Cruz Roja se puede cuantificar porque «hemos notado el incremento de familias que nos han solicitado ayuda, el perfil de esas personas son trabajadores y trabajadoras a las que sus empresas les han hecho un ERTE». Desde la Asamblea Local se preparan lotes de alimentos, de momento no están dando vales, «sino que nosotros compramos directamente lo que realmente necesitan en función de los miembros de la unidad familiar». Así, la cadena empieza con la recogida de las demandas y posteriormente continúa con la entrega del «kit» de alimentos, aunque «si tienen alguna que otra demanda la intentamos resolver». 

No hay dos crisis iguales, aunque los efectos puedan parecerse, y estos días las nuevas demandas incluyen bombonas de butano, una vez que han variado los plazos del cobro de ciertos y recursos y que está prohibido el corte de ciertos suministros. Además, desde Cruz Roja se empezará mañana a repartir otro «kit», este de material escolar, para que los más pequeños puedan hacer manualidades en sus casas y trabajar con sus familias para paliar la situación de confinamiento. Una acción que se complementa, por ejemplo, con propuestas que la Asamblea incluye en sus redes sociales y que permite la «construcción» de una ambulancia recortable. 

Situaciones duras y solidaridad

«El empeoramiento de la situación se ha notado bastante, el problema que estamos teniendo es que tenemos que dar una respuesta rápida y eficaz y los recursos son los que son«, explica Cantero para luego ahondar en otra visión que dejan todas las crisis, la solidaridad. «Hay muchos particulares, muchos socios y voluntarios que han hecho donaciones, cuando nos preguntan indicamos lo que necesitamos, que ahora son productos infantiles, e incluso algunas personas nos hacen el ingreso directamente a nosotros para que gestionemos y compremos lo que más necesitamos», apunta. 

Esas muestras de solidaridad también provocan que los teléfonos no paren de llamar, que la gente se preste a colaborar, que los voluntarios se hayan incrementado y que a veces haya que reajustar los cuadrantes por exceso de manos para ayudar. Todo para un ámbito de actuación que se extiende las 24 horas del día y para hacerse fuertes ante la posibilidad de que la situación se vuelva más dramática a finales de abril y principios de mayo. Es lo único que en estos momentos agobia al voluntariado, el llegar a esas demandas, porque se espera una «avalancha» en ese tiempo. Un tiempo donde la Asamblea de Cruz Roja de Pozoblanco volverá a responder, como viene haciendo desde el inicio de una crisis sanitaria en la que tienen un papel fundamental.