Hoy a las 21:00 horas, La Fragua artist residency presenta a Lorea Alfaro (Estella, 1982), Elena Aitzkoa (Apodaka, 1984), June Crespo (Pamplona 1982), Elba Martínez (Pamplona 1974) y Rosa Parma (Barakaldo 1979), artistas a las que les unen vínculos a nivel personal y profesional y que han desarrollado una residencia de investigación y producción en La Fragua. La Sala del Barco del Convento de Santa Clara acoge «Dos Imágenes Brutales«, muestra que da continuidad a un primer proyecto, «Una imagen brutal» (Galería Ekain, San Sebastián, 2014). De aquella experiencia se generó un deseo de continuar desarrollando este proyecto conjunto mediante citas periódicas en las que nuevamente poner en común las trayectorias de cada una, así como los vínculos y los cruces que este tipo de encuentros pueden productor en sus trabajos y en el tiempo.

Durante los quince días de residencia en La Fragua han tenido oportunidad de compartir los procesos de manera más cercan. «Dos Imágenes Brutales» muestra los resultados y como cada una de ellas ha dado continuidad a sus proyectos personales, dejándose influir por el entorno y la convivencia, incorporando elementos del contexto interviniendo directamente en la arquitectura o expandiéndose a las calles de Belalcázar. Esculturas de Elena Aitzkoa y June Crespo, dibujos de Rosa Parma, pinturas de Elba Martínez y fotografías de Lorea Alfaro dan cuenta de ello.

Profundizando en la obra de cada una de ellas, Elena Aitzkoa continúa indagando con sus esculturas la heterogeneidad en un solo cuerpo. Para ello se vale de objetos cotidianos, reactivando materiales con los que convive para generar formas cerradas que generan un pequeño paisaje. En «Dos Imágenes Brutales» encontraremos esta vez una profusión de piedras y bragas, «cómo se ponen, cómo se quitan, una elasticidad con la que jugar». Además, también presentará una perfomance, disciplina que desde hace seis años le permite abrirse a otros aspectos de la cotidianidad -siempre presente en su trabajo-, y donde el «hacer» y el «deshacer» se acompaña de tarareos o silbidos, movimientos y lecturas poéticas.

Por su parte, Lorea Alfaro presenta «SEA«, una intervención de fotografías de gran formato pegadas en diferentes puntos del pueblo de Belalcázar y que también aparecerán en la propia sala expositiva. «SEA» es una serie que se inserta dentro de «Me salva tu piel», marco de trabajo desde el que en el último año la artista ha venido introduciendo de manera diferente la presencia de unos pañuelos diseñados por ella misma, elemento-excusa desde el que saltar de lo publicitario y banal hacia aspectos más reales de la vida. En «SEA» las fotografías encoladas en el pueblo nos enseñan personas cercanas a la artista portando los pañuelos, incidiendo aún más en la cuestión del uso de estrategias comerciales y su capacidad de incorporarse-conquistar el espacio público, esta vez, en el paisaje visual de Belalcázar y la cotidianidad de sus habitantes.

June Crepo propone una serie de esculturas que se enmarcan dentro de «Chance Album nº 1«. Se trata de una serie de retratos paratácticos que suponen un encuentro entre el esapcio imaginario de la artista con su universo material y sensible más inmediato, donde ambos mundos se solapan sin jerarquías, en construcciones que interpelan al espectador desde los corporal y afectivo. Paisajes mentales y experiencias físicas se vierten en una amalgama de plástico, cemento e imágenes impresas, que en esta ocasión incorporan plantas aromáticas y autóctonas del entorno de La Fragua. Los olores así como los elementos estructurales y funcionales, como tuberías o bisagras, son portadores de información, abren y cierra alternativamente compuertas a la memoria y la subjetividad.

En «Cuerpo Dibujo» Rosa Parma genera un hilo conductor entre dibujos en pequeño formato y dibujos de gran formato a los que denomina cuerpo-dibujo. Está realizados en un rollo de papel donde Parma se envuelve de manera potencial o física. Los cuerpo-dibujo se compagina de manera intermitente con dibujos pequeños, que pueden ser muy elaborados o simplemente inmediatos, sin premeditación. La artista ha dividió el proceso de trabajo estos días en La Fragua en tres partes: un calentamiento antes de dibujar 1 kilómetro de papel (proyecto que comenzará en agosto en Bilbao), un diálogo con el espacio y los materiales accesibles interviniendo los cinco artos del pórtico exterior de la Sala del Barco y un altar con dibujos que hablan de inquietudes personales a modo de autorretrato.

Por último, Elba Martínez abre una serie de pinturas de pájaros. Un trabajo que ella defiende como un proceso creativo personal y terapéutico. «Pintar pájaros atiende a algo íntimo y atemporal y que entraña cierta ternura». Martínez remite a la siguiente cita para entender mejor su propósito: Cuando llegaba la primavera, el monje Shi Tao iba a ver florecer su cerezo preferido. Aquel año allí se encontró con su amigo el jilguero Patas Rojas. ¿De dónde vienes?, le preguntó el monje. No lo sé, respondió el jilguero. ¿Y a dónde vas? Pues tampoco lo sé, contestó. ¿Y qué es lo que sabes?, volvió a preguntarle Shi Tao. Patas Rojas contestó: lo único que sé es que sé volar. El monje se alejó con una sonrisa en sus labios«.