-«Estoy triste porque no ha salido».
-«La banda le ha tocado unas marchas, él se ha sentido arropado, no quería nada más».
La inmediaciones de la capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno son testigo de esa conversación entre un adulto que intenta consolar a un pequeño que no entiende que no se pueda salir a la calle, que este año tampoco pueda acompañar a Nuestro Padre Jesús Nazareno por las calles de Pozoblanco. Hay cosas que se escapan al control de los humanos y los caprichos del tiempo aumentan esa lista. El cielo habló y lo hizo en forma de lluvia, hubo quien se resistió pero la historia estaba escrita, por tercer año consecutivo las Hermandades de los Dolores y del Nazareno se quedarían en sus respectivos templos, sin estación de penitencia.
«Estábamos concienciados desde hace días», cuenta un miembro de la Junta de Gobierno del Nazareno, lo que no hace la decisión menos dolorosa. Precisamente su hermandad vecina, la de Los Dolores intenta alargar esta decisión en el tiempo, los tres años sin salir pesan y las lágrimas asoman a los ojos de quienes viven día a día el trasiego de esta Hermandad y son las encargadas de notificar a todos los penitentes que la Virgen no se moverá de Santa Catalina. Dolor y emoción.
La Banda de Música Santa Cecilia de Pedroche ya se encuentra en el interior del templo y la música provoca que se vivan momentos muy especiales. Se nota la devoción y también la tristeza, sentimientos y emociones que explotan cuando se escucha la Salve y también cuando los fieles que desafían a las inclemencias meteorológicas se agolpan a las puertas de la Iglesia de Santa Catalina para mostrar su devoción a la Virgen de Los Dolores. Es hora de compartir esas emociones. Hoy también hay abrazos, pero de consuelo y de ánimo.
No muy lejos, justo enfrente, se vive idéntica situación. La Junta de Gobierno se reúne en cabildo de aguas tras la celebración de la palabra, una reunión que no sobrepasa los cinco minutos. Las previsiones son claras, lluvia, lluvia y lluvia. «Es complicado tomar esta decisión y comunicarla, pero no salimos», se escucha en la capilla. De nuevo los sentimientos fluyen sin contención. Tras un tiempo para la oración, la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestra Señora del Rosario de Linares hace acto de presencia y los hermanos viven unos momentos muy especiales que su presidenta, Mari Carmen Fernández, acierta a describir como «emocionantes, durísimos, el corazón lo tienes roto, pero es lo que toca».
Hoy también hay abrazos, pero de consuelo y de ánimo.
«No importa que no salga, esto es un día de trescientos sesenta y cinco. Jesús Nazareno importa todo el año», nos cuenta una hermana. Y en esa línea también se manifiesta Fernández que apunta que «tenemos actividad todo el año y lo importante es que Jesús Nazareno está aquí siempre y lo tenemos siempre con nosotros».
Tres años sin hacer estación de penitencia se hacen demasiado largos. Para sobrepasarlo el apoyo del que sabe lo que se siente, el abrazo de quien acaba de sufrir lo mismo, de quien tiene también el corazón encogido. La capilla de Nuestro Padre Jesús es testigo del consuelo entre dos hermandades que han vuelto a unir su camino, aunque sea en la desdicha de no salir a la calle. Los integrantes de una y otra se miran, hacen repaso de su mala suerte, y se citan para otro año. Los Dolores y el Nazareno lo merecen.
No hay comentarios