Reza el programa de la séptima edición de «La Vaquera de la Finojosa» que la vaquera «llegó para quedarse». Con esa idea el director de esta edición, José Caballero, ha reescrito un libreto que ayer se presentó ante la prensa. Hoy jueves llegará el turno de un público que podrá volver a involucrarse en una historia que se engrandece a los pies de la Catedral de la Sierra, con la música de Miguel Cerro y con el vestuario de Francisco Tamaral. Elementos todos ellos imprescindibles para un montaje que ayer apuró el tiempo para pulir todos los detalles para la gran noche del estreno. Aunque hemos visto ya a esta nueva Vaquera, no desvelaremos nada, y hoy dejamos que sea el director quien le ofrezca al público las claves.

Pregunta: ¿Cómo están siendo estas últimas horas?

Respuesta: Estamos bien, la gente está mentalizada. ¿Nervios? Algunos.

P: Imagino que hay que estar muy atento a todos los detalles, más teniendo en cuenta que se trata de personas que no son profesionales. 

R: Claro. Se les enseña a respirar, a que tengan una serie de herramientas en el caso de que haya que improvisar. Se trata de una obra que no lleva apuntador y el teatro sin apuntador no es nada. Hay que enseñarles la improvisación por si surge la duda para que sepan continuar.

P: Ha dirigido con esta tres ediciones, ¿en qué ha cambiado la Vaquera?

R: Ha cambiado mucho, han pasado veinte años desde la primera representación. La sociedad hinojoseña ha cambiado y como tal su vaquera tenía que cambiar. Recuerdo que en la primera Vaquera que dirigí incorporé una fusión de cine y teatro, un proyecto que causó bastante sensación y que fue premiado. De ahí a esta, nos encontramos a una vaquera que sobre todo no es sumisa, es una vaquera que vence al marqués, que es la mujer actual. No calle ante nadie ni ante nada, que tiene derecho a amar y ser amada.

P: ¿Tenía claro ese concepto desde el inicio?

R: Lo tenía clarísimo, yo soy feminista y había sido una constante de las dos ediciones anteriores que dirigí y en esta tenía claro que iba a meter el ‘tajo’ por ahí. Por eso he escrito un libreto totalmente renovado donde no aparecen para nada Paco Benítez y Luis de Eguílaz.

P: ¿Qué ha implicado este reto?

R: Desde el momento que me otorgan el proyecto me puse a funcionar con el equipo de dirección, con Susi Perea y José Carlos Caballero. Cuando tuvimos la reunión les dije que íbamos a escribir un libreto nuevo y me dejaron claro que eso era cosa del director. Se me planteó entonces un reto bastante importante, pero sí es cierto y puedo decirlo que el guión es completamente nuestro, de la comarca de Los Pedroches. Está escrito a muy pocos kilómetros de aquí, en Villanueva del Duque, donde nací y crecí. Fueron muchas horas y días en los meses de invierno, al fragor de la lumbre, escribí el libreto con la fuerza que da la leña de encina.

P: ¿Es generoso el público con los cambios en La Vaquera?

R: Es muy generoso. Yo he otorgado muchos cambios, fui el director de las fusiones de Paco Benítez y Luis de Eguílaz, la gente lo acogió estupendo, tuvo una maravillosa crítica y espero que en esta situación lo mismo.

P: ¿Qué me puede decir de la Vaquera y el Marqués de esta edición?

R: La Vaquera era una vaquera para nada sumisa, muy actual, la encarna Verónica Leal, una chica que tiene tablas a nivel de teatro universitario. Fue una vaquera a primera vista, empezamos los casting y cuando entró automáticamente le dije a los dos ayudantes de dirección que era una posible porque había tantas ganas, tanta ilusión. En el caso del marqués es un atractivo mozo del pueblo que tiene experiencia en teatro. Cierto es que la gente espera siempre un marqués muy atractivo, algo con lo que yo no estoy de acuerdo para nada porque Íñigo López de Mendoza no era nada agraciado, pero sí es cierto que está en esas referencias y este año lo encarna Ángel Aranda.

P: Cuénteme los albores de este proyecto. 

R: Pues dije que iba a escribir un libreto nuevo, que iba a buscar personajes que tengan que ver con la historia, entre ellos, Diego de Burgos. Me pasó también una cosa curiosa. En la última edición de La Vaquera al terminar me dicen que hay un señor que quería saludarme y me dice que es heredero del Marqués de Santillana. Yo pensé, vaya flipado. Después de hablar me pidió mi dirección para enviarme un libro y a los tres-cuatro meses aparece un libro del Marqués de Santillana escrito por una hermana de este señor, un libro que cuenta toda la vida del Marqués. Empecé a empaparme de esta historia y encontré fechas, notas y vi cosas interesantes. Encontré respuestas a preguntas que parecían quedar en el aire. Hay críticos que parece que están en contra de La Vaquera y tiene que quedar claro que La Vaquera es un referente de teatro popular en la provincia. Le podemos buscar lo que queramos, que no es histórica, lo que queramos, pero no podemos poner en duda que es un referente. Luego mantengo otras cuestiones como los oficios, la gastronomía y demás.

P: ¿Ha tenido toda la libertad que desea un director para enfrentarse a este tipo de proyectos?

R: La historia de estos teatros está coartada por el presupuesto, pero a la hora de expresarme en el libreto no he tenido ningún problema.

P: Argumento, música,

R: A nivel de estilismo Francisco Tamaral es una pasada, además este año se ha reciclado, ha tenido que decolorar toda la ropa y volverla a teñir artesanalmente y es una auténtica pasada. Se han diseñado tres trajes nuevos, que son para el proemio y a mí como en cada edición me ha dejado muy sorprendido. En cuanto a la música, todos y cada uno de los tunos son verdaderas notas y su compositor, Miguel Cerro, pues igual. Se van a interpretar 25 temas como ambientación musical, otro para baile y se ha intentado recoger de todas las ediciones y sacar estos temas para la banda sonora. Susi Perea se encarga de la coreografía donde ha adaptado unos bailes y una música al medievo y lo más espectacular es una jota que hace con una fusión que es digno de ver.

P: ¿Qué significa para usted La Vaquera?

R: Para mí significa amistad, mi trabajo está en Madrid y meterme todas las semanas 800 kilómetros para dirigir no es por la situación económica. Sin embargo, lo que yo hago cada vez que dirijo La Vaquera es un gran grupo de amigos.

P: ¿Qué aporta el teatro popular a los pueblos?

R: Aporta cultura, amistad, relaciones sociales, de este tipo de proyectos surgen amistades que se alargan en el tiempo. Si chequeas a los actores te lo van a decir. Es algo muy bonito y es el inicio de mucha gente de introducirse en el teatro que después continúan involucrados en este mundo y a mí eso me llena mucho.