Un simple gesto de agradecimiento por mantener la tradición intacta, un simple enhorabuena o quizás tan sólo una sonrisa de complicidad bastan para que una crucera se adentre en los entresijos de su trabajo como tal y explique la laboriosidad que nadie pone en duda que tienen cada una de las cruces que se exponen en Añora en estos días. Entre los elementos que se repiten año tras año queda la admiración que se escucha cuando los visitantes se alejan de cada cruz repitiendo el trabajo, la originalidad, la destreza y las peculiaridades de las cruces de Añora. 

«Las tradiciones hay que mantenerlas y lo que hacen estas mujeres es digno de elogiar», contaba una mujer llegada de Córdoba mientras buscaba en el mapa otra nueva cruz. Porque de eso se trata la Fiesta de la Cruz de Añora, de ver cruces y de hacerlas para saber cuántas restan para completar el mapa. Mientras la noche cae la fiesta se va animando y el paseo por unas calles más que concurridas puede ser amenizado con música, bailes o teatro. La oferta se amplía para hacer más llevadera la ‘velá de la cruz’ hasta que el jurado emite su fallo. 

Y ahí ganaron las cruces de San Pedro, tanto en modalidad interior como exterior. En esta última categoría le valieron a esta cruz 79 puntos para imponerse a la cruz de Cantarras (70 puntos) y a Amargura (59 puntos). Mientras, en el concurso de cruces interiores la ubicada en la calle San Pedro logró también el primer premio merced a sus 58 puntos, seis más que Concepción, 28  y ocho más que Dr. Benítez, que fueron segunda y tercera, respectivamente. 

Hoy el día será algo más pausado y el camino entre cruz y cruz más llevadero, aunque Añora volverá a convertirse en epicentro de la tradición, es que tejen año tras años las manos de mujeres que muestran con orgullo el esfuerzo de meses. A buen seguro que algunas ya están pensando en el año que viene porque hay quien el gusanillo de las cruces no le deja descansar.