El inicio de mayo llegó con fuerza a la comarca de Los Pedroches con un fin de semana donde las diferentes localidades se han resistido a dejar a un lado sus tradiciones más arraigadas. Después de un año con presencia testimonial por el Covid-19, el pasado fin de semana las tradiciones volvieron a aflorar, con las restricciones y suspensión de actos multitudinarios presentes, pero con el objetivo de revivir poco a poco algunas de las fechas más señaladas para estos municipios. Las tradiciones marcaron de nuevo el primer fin de semana en una tierra que espera poder celebrar sin cortapisas estas días tan especiales para los pueblos. 

Así, Torrecampo celebró el XXV aniversario de la coronación canónica de Ntra. Sra. de las Veredas, aunque con un año de retraso, ya que fue el 30 de abril de 1995 cuando se coronó a la virgen. Como una ocasión excepcional, la Virgen de las Veredas fue trasladada a la parroquia de la localidad para celebrar esta efeméride, contando en el altar con la presencia y liturgia del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández. Una misa con un aforo limitado a la Corporación Municipal, representantes civiles y religiosos, los miembros de la hermandad y algún vecino más. Para los vecinos de Torrecampo las puertas da la parroquia permanecieron abiertas toda la jornada para poder acudir a las misas especiales de tarde con la presencia de la Virgen en el altar, además de la novena anterior y la ofrenda floral por calles que se han celebrado en torno a esta celebración. La imagen, que siempre permanece en su ermita, sólo fue trasladada a la localidad en este siglo en 1995 con motivo de la coronación y en 2015 por la Magna Procesión Regina Master de Córdoba. 

Mientras, en Añora afloraban las cruces en balcones y ventanas. Un total de 72 cruces se vistieron en este 2021, en un escenario totalmente atípico para los noriegos, que con resignación volvieron a vivir esta velada tan especial para ellos en la intimidad de sus hogares. Quedaron, sin embargo, en la noche de la velá sus cruces en balcones y ventanas que con mimo y la esperanza puesta en el año próximo, vistieron con orgullo. Algunas vecinas confesaban haber utilizado adornos florales de otros años para vestir las cruces de madera que se han proporcionado desde el Ayuntamiento de Añora para la ocasión, pero algunas de las cruceras no pudieron resistirse a la tradición de elaborar sus propias flores y así conseguir, una vez más, demostrar el espíritu de superación e imaginación que en las noches de invierno nace para componer los adornos de la cruz.

A las cruces que decoraron ventanas y balcones se sumaron también algunas de las cruces exteriores de granito, que sin poder lucir con su estilo tradicional de adornos donde predomina el blanco, fueron decoradas con macetas y flores de las vecinas y alfombras naturales de manzanilla. Las cruces también fueron centro de atención en Villanueva de Córdoba, donde familias, vecinos, colectivos culturales y cofradías vistieron trece cruces en los interiores de las casas y en escaparates. Once de ellas participaron en el concurso de cruces organizado por el Ayuntamiento.

Por su parte, Villaralto vivió también una jornada especial, en la que su tradicional romería de la Divina Pastora no pudo celebrarse como siempre, por lo que se vivió en la intimidad de la parroquia de San Pedro los actos litúrgicos y ofrenda floral. Sin embargo, con ilusión de no perder su tradición de las carrozas de vivos colores que siempre la acompañan en su recorrido romero, se realizaron un total de catorce carrozas, elaboradas por niños y visitables en distintos puntos de la localidad, bajo el lema “Villaralto no se queda sin sus carrozas”. Así, la Hermandad de la Divina Pastora alentó a los más jóvenes a participar en este particular concurso con la esperanza de que la tradición no se pierda a pesar de la pandemia, y aunque no se pudo acompañar a la Divina Pastora, la imaginación y esperanza hicieron que las carrozas y los niños vestidos a juego con los motivos de sus carrozas lucieran en la calle todo el día.

 

En Dos Torres, el sábado se celebró el I Concurso Local de Pintura Rápida, pero si algo destacó en la localidad usía fue la inauguración de la restauración y puesta en valor del Pilar de Santa Ana y el empedrado del entorno, que precisamente está situado en los aledaños de la ermita de la Virgen de Loreto, recuperando así una parte de la arquitectura popular de Dos Torres.