Escribe desde muy joven porque esas historias que devoraba, contadas por otros, le marcaron tanto como para querer plasmar las suyas propias. Luna Dueñas (Pozoblanco, 1989) firmó ayer ejemplares de dos de sus novelas, «Menos lobos, Caperucita» y «Lo que nunca fuimos» en el Salón del Libro. Su obra, sin embargo, se extiende a otros títulos como «Voy a encontrarte«, «Flores al cielo (Los días robados 1)«, «La flor que nunca se marchitó (Los días robados 2)«, «Serás mi luz siempre» o «Cartas a mi amor imposible«. 

Nos atiende antes de empezar una firma en la que dialoga con lectores y lectoras a los que anima a darles su «sincera» opinión ante sus novelas porque «acepto todas las críticas». Luna Dueñas nos cuenta que su idilio con el mundo de la literatura empezó muy pronto, como empieza siempre, siendo una «lectora voraz». En esas historias que devoraba echó en falta «ciertas cosas que yo quería leer» y ahí empezó la idea de crear sus propias historias. «Al principio eran muy adolescentes, con muchos clichés, se las llevaba a mis compañeros de clase y así empecé», relata. 

Ante las dificultades para hacerse un hueco en el mundo editorial entendió que una buena fórmula era participar en concursos literarios para «ganar o para que las editoriales se fijaran en mí, era una forma de tener atención en un mundo tan complejo de entrar». Después de enviar muchos capítulos a sus novelas a diferentes editoriales, en el séptimo concurso al que se presentó encontró la respuesta deseada. Quedó finalista y la editorial contactó con ella para empezar a publicar sus novelas. 

El sello con el que trabaja desde entonces es Selecta, de la editorial Penguin Random House, en un primer momento publicando sus novelas en formato electrónico, pero ahora después de que el sello esté probando introducirse en el mercado de papel, también tiene ya dos novelas en ese formato. Y eso es otro paso. «Es algo que me hizo muchísima ilusión, cuando empecé a escribir siempre pensé en tener un libro mío en mis manos, el papel es otra cosa, lo puedes sentir. Me hizo tanto ilusión que me lo regalé», narra. 

Le gusta cambiar de estilo, aunque sus historias encuentra la base en el romance «sin llegar a un romance rosa», pero lo combina con pinceladas de fantasía o misterio para que cada uno de sus libros «sea un mundo». Confiesa que no se presiona a la hora de escribir y, aunque el espacio que utilizar para esta tarea suele ser el mismo, los tiempos los marca ella, escribe cuando le apetece. Eso sí, es perfeccionista y repasa una vez y otra lo que escribe para «conseguir mantener la línea argumental e ir introduciendo ideas nuevas». La niña y adolescente que soñó con publicar hoy ya es autora de siete novelas.