En julio de 2013, Mario Rojas se sentaba en la sala de juntas y trofeos del Club Deportivo Pozoblanco para ser presentado oficialmente como nuevo entrenado del primer equipo. Comenzaba una nueva etapa en la que la entidad quería reducir su déficit económico y apostar por jugadores de la cantera. Algo más de dos años después y en el mismo sitio, Rojas decía adiós al puesto que le fue confiado tras ser cesado como técnico del cuadro blanquillo. Una decisión, la de la directiva, que no le pilló por sorpresa tal y como se han venido sucediendo los acontecimientos.

«Había rumores, sabíamos desde el principio que estaba la cosa tensa, con mucha presión. Los resultados no han acompañado, sabíamos la plantilla que teníamos, las circunstancias que hemos tenido para su confección, de treinta entrenamientos hemos estado todos juntos solo diez o doce. Era complicado y tras el 4-0 ante el Pilas era algo cantado», explicó el ya ex técnico del Pozoblanco. Para Rojas la mala planificación de la temporada ha sido fundamental a lo que se ha unido «el tema de la reestructuración que ha puesto mucha presión en todos los clubes».

 

Con todo, Rojas hace un balance positivo de sus paso por el Pozoblanco atendiendo a las cifras, aunque es cierto que tiene puntos negros en su historia en el banquillo vallesano. En ese apartado, en la parte más  dura le queda a Roja el descenso. «La espina más grande que me queda es ese gol que nos faltó ante el Arcos para conseguir la permanencia que creo que después de todo el trabajo y las condiciones precarias, con nueve jugadores que no cobraban, nos lo merecíamos. Ese es el mal sabor de boca con el que me voy», apuntó. En su relato, Rojas también se acuerda de la última temporada donde «después de que nadie diera un duro por nosotros estuvimos a punto de subir directamente».

 

Una situación complicada

En su marcha, el técnico también quiso dejar algunas cosas claras. En primer lugar, que durante estos años no ha renunciado a traer jugadores de Córdoba, sino que no quería fichar a jugadores que fueran a entrenar un día a la semana. También expuso algunas de las situaciones a las que ha tenido que hacer frente en estos meses con los fichajes y algunos jugadores de la plantilla. «Fichamos a Pedro Gallego sin que estuviera en las condiciones laborales que está ahora, hemos tenido problemas en ese sentido con Pedro Jesús Arévalo, Jesús Llergo ha pedido la baja por lo mismo, Charaf vino de Marruecos cuando llevábamos doce días entrenando», indicó Rojas para trazar la situación con la que ha tenido que trabajar.

Un relato en el que también hubo espacio para la autocrítica al indicar que «ha habido jugadores que hasta se han cogido dos veces las vacaciones y en ese sentido la culpa ha sido mía por no exigir ciertas cosas, por haber sido blando». No quiso marcharse con amargura, pero el técnico tampoco se cortó a la hora de reconocer que hay jugadores que le han decepcionado porque «no han dado todo lo que pueden dar. Quizás algunos jugadores se han valorado más de la cuenta, no tengo nada en contra de nadie pero hay jugadores que pueden dar más y deberán hacerlo porque por encima de todo queda la institución». A esta situación también ha contribuido, a juicio de Rojas, el hecho de que «tenemos una plantilla tan corta que no ha existido la competencia, había jugadores que sabían que iba a jugar, que no se tenían que ganar el puesto y eso influye».

Deja las puertas abierta a un retorno

En la despedida, Rojas coincidió con su sucesor, Rafa Carrasco, un fichaje que no quiso entrar a valorar aunque indicó que «es un perfil diferente al mío, tiene una forma de entrenar y entender el fútbol diferente, las dos son válidas y ojalá sea capaz de sacarle al equipo el fruto que yo no he sido capaz». Por último, el preparador no renuncio a volver a sentarse en el banquillo de un equipo que representa al «club de toda mi vida, fue un objetivo que me puse cuando me saqué el carnet de entrenador y lo he conseguido. Si algún día me necesitan seguro que estaré dispuesto».