Pozoblanco ya tiene un nuevo culebrón que parece relevar a la alineación, las divisiones políticas y la peatonalización, por ese orden. Hablo, como no podía ser de otra forma de la modificación del Plan Parcial Residencial 2A, que se ha colado en la actualidad pozoalbense en estos primeros meses de legislatura y que ha dejado a mí entender varias cosas claras entre ellas que en Pozoblanco la memoria es efímera y el aprender de los errores pasados, propios o ajenos, parece no estilarse.

El proyecto, a grandes rasgos, viene encabezado por la inversión privada y para ser más exactos por el cambio de ubicación que quiere realizar la empresa Mercadona. Según la información que se maneja, se modificaría una manzana de 10.000 metros cuadrados de los que 3.000 estarían destinados a otros negocios. Para poder llevar a cabo el proyecto es necesario la modificación de un plan parcial que se engloba dentro de unas normas subsidarias que habría que cambiar y que se haría por la petición de un particular que previamente se habría hecho con unos terrenos, embargados, destinados a uso residencial y que de no cambiarse la norma y dado el ritmo de crecimiento de la localidad se quedarían ahí una buena temporada. Por otra parte, existe dentro de esas normas una unidad de ejecución en el casco urbano que sí contempla ese uso del suelo y que esos terrenos están en propiedad de otro particular.

Esta es la radiografía digamos técnica, grosso modo, de la situación. Posteriormente habría que hacer más diagnósticos para poder llegar a ciertas conclusiones. El aluvión de informaciones y declaraciones -que siempre se dice lo primero pero se obvia lo segundo- ha creado un cierto revuelo entre los empresarios de la zona centro de la localidad porque, evidentemente, ven como el eje prioritario de sus negocios puede quedar reducido y que ese eje se desplace hasta el norte del municipio. De ahí que durante la pasada semana se sucedieran varias reuniones a otras tantas bandas, comerciantes con comerciantes, comerciantes con oposición y comerciantes con equipo de gobierno. En este punto me gustaría hacer un inciso y aclarar que un colectivo puede verse perjudicado pero eso no conlleva que pueda o deba marcar la agenda política y de actuación del Consistorio. Ya pasó con la peatonalización.

Sin embargo, no estaría mal sentarse a reflexionar lo que está sucediendo en un plano estrictamente político. Parto de la base de que un sector determinado de la población no puede ser quien tome las decisiones políticas como he dicho anteriormente pero también es curioso como dependiendo del sitio en el que estemos damos a ciertos sectores una prioridad u otra. Me explico. Aunque parece que ha pasado un mundo, no hace tanto desde que un equipo de gobierno decidió cerrar al tráfico la calle Mayor, una decisión que no gustó a los mismos comerciantes que hoy se quejan del proyecto que parecen respaldar los actuales regidores. Por aquel entonces, dos de los tres grupos en la oposición -PP y el malogrado PA- insistieron en la necesidad de escuchar las posturas de los máximas afectados y apretaron las tuercas al entonces equipo de gobierno.

No podemos olvidarnos que en los grupos de la oposición de aquel entonces había personas que hoy ostentan cargos, la alcaldía -Emiliano Pozuelo- y la concejalía de Urbanismo -Manuel Cabrera-. Y como no hay nada mejor que la hemeroteca el 23 de agosto de 2013 el entonces líder andalucista emitía un comunicado  contestando a unas declaraciones del aquel entonces alcalde, Pablo Carrillo, sobre la posible realización de un estudio de impacto de la medida. A este respecto, el comunicado andalucista criticaba el posible planteamiento de realizar estudios cuando “estas cuestiones que ahora baraja las tenía que haber planteado antes de tomar la decisión de cerrar al tráfico la calle Mayor, como así lo pidió nuestra formación política”. Y proseguía explicando que “eso es lo que marca una forma de actuar seria, es decir, antes de tomar una decisión de ese calado era necesario contar con todos los estudios pertinentes de viabilidad de la medida y de impacto real sobre el tejido comercial y económico de la zona”. Al final de ese escrito se solicitaba que “se reabra al tráfico de inmediato la calle Mayor y que de cara al futuro se empiece a construir la peatonalización desde los cimientos y no desde el tejado como la han llevado a cabo Pablo Carrillo y su socio Benito García”. Bendita hemeroteca.

Dejando a un lado la legalidad de la modificación del Plan Parcial, que nadie ha cuestionado, y centrándonos en lo estrictamente político por qué la experiencia no les hace ver a los actuales regidores que la clave está en actuaciones pasadas. Si los máximos implicados creen que van a verse afectados y para ustedes en un pasado reciente apoyar al comercio local era una prioridad, ¿por qué no se detienen y realizan los estudios que les están pidiendo? ¿Por qué no empiezan a construir los proyectos desde los cimientos? ¿Por qué en lugar de en una comisión de Obras decir a las claras que el proyecto va a salir hacia delante, antes de emitir su opción de voto hablan con los implicados? ¿Por qué tantas prisas que en vez de crear confianza producen el efecto contrario? Ello no lleva implícito que la decisión final tenga que variar, pero al menos entraría en juego una cuestión fundamental en la vida, la coherencia y la hemeroteca no se volvería en contra ahora de una manera tan flagrante.

No voy a hablar de los programas electorales porque cada vez estoy más segura que se hacen para incumplirse no para lo contrario. Creo que el equipo de gobierno ha pecado de precipitación y se ha encontrado sobre la mesa con una situación que no ha sabido gestionar ni políticamente ni a nivel mediático. Decir que por ley se está obligado a aprobar el proyecto es no ceñirse a la realidad. Tampoco voy a hablar de transparencia y participación ciudadana porque son términos ambiguos que cada uno entiende como le viene en gana. Ojalá no se llegue a niveles de crispación pasados y se tenga la capacidad de reconducir la situación y ello tampoco implica el cambio de opinión.