Acaban de levantar la reja y Charo Blanco, una enfermera reconvertida a empresaria por un tiempo delimitado, da todas las indicaciones a dos de las voluntarias que harán las veces de dependientas durante unas horas. Un día más todo el engranaje se pone en marcha para que la ‘Tienda Solidaria’ funcione a la perfección, como desde el pasado 4 de diciembre cuando abrió sus puertas por primera vez. Charo, una enfermera de 54 años que lleva 32 trabajando en el Hospital Comarcal Valle de Los Pedroches, es el alma y la cara visible de un proyecto que tiene sus raíces en otro, ‘Solidaridad Puntual’, pero junto a ella hay un equipo de casi medio centenar de voluntarios que no dudaron en embarcarse en una aventura que tiene como único fin conseguir que familias y personas que lo están pasando mal puedan encontrar ayuda. Charo, por su profesión, sabe perfectamente que «la pandemia ha dejado muchas víctimas mortales», pero añade algo que a veces se olvida y es que «ha dejado muchas otras económicas y sociales». 

Y para ellas, para mejorar las condiciones de vida de esas familias y personas, se han unido este grupo de voluntariado. La idea nació en noviembre cuando Charo pensó trasladar una idea que había visto en Sevilla, siempre animada por ese carácter solidario que la define, a su pueblo natal, Pozoblanco. Se trataba de una tienda solidaria con artículos de segunda mano que fueran donados por empresas y particulares y cuya recaudación fuera a parar a manos de quienes atraviesan momentos complejos o dificultades. Su primer contacto con ‘Solidaridad puntual’ fue a mediados de noviembre y el día 4 de diciembre la ‘Tienda Solidaria’ echó a andar. «Un sueño hecho realidad», así lo define no sin antes dejar claro que «no competimos con nadie, porque en Pozoblanco no hay tiendas de segunda mano y nuestra idea es meramente puntual y de carácter solidario». Eso sí, no oculta que le encantaría que una vez que este proyecto llegase a su fin el mismo derivase en una asociación. 

Las donaciones de particulares y empresas han permitido abrir una tienda a la que no le falta detalle y que ofrece complementos, ropa, libros o juguetes de segunda mano a precios muy asequibles. Pero se trata de algo más que vender, lo dejan claro en el decálogo que se puede leer en la tienda: «No vendes productos, vendes una idea nacida de la generosidad que va ir creciendo hasta mediados de enero». Es una de las cuestiones que aparece en un decálogo que también deja claro el objetivo del proyecto: «Recaudar para ellos. Ese dinero que está en la caja nuestra, ya tiene cara» y que termina con una idea o una filosofía de vida: «Soñamos con que la solidaridad puntual sea un modo de vida». 

Posibilidades de colaboración

Charo le pone tanta emoción al proyecto que es imposible no buscar la fórmula para echar una mano, también se las cuenta a las voluntarias para que las trasladen. Porque no se trata únicamente de comprar, hay otras posibilidades de sumar. En primer lugar, siguen aceptando donaciones de artículos para vender, pero es que una vez en la tienda hay otras formas de colaborar más allá de la propia compra. Porque si acudes sin la idea de comprar o finalmente nada se ajusta a tus gustos se puede hacer una donación por el importe que se quiera y se recibe una tarjeta de agradecimiento. Además, también existe la posibilidad de emitir tarjetas regalo para que sea un tercero el que se gaste el importe deseado en la tienda. No falta detalle porque hasta en una rifa se puede participar. «Me encantaría, por ejemplo, que familias o amigos dijeran, vamos a hacer el amigo invisible y lo vamos a comprar en la tienda solidaria, por qué no», cuenta Charo. 

El camino no ha sido fácil porque en medio queda la burocracia, pero Charo se queda con que «me estoy encontrando corazones inmensos que hacen que esto merezca la pena». Por eso, en una parte de la tienda puede leerse un ‘Gracias’ que encabeza la relación de personas y empresas que se han sumado al proyecto, una lista que «sigue creciendo día a día» y que espera que sea muy larga cuando el 15 de enero cierre la tienda y toque dejar esta aventura hasta una nueva ocasión. 

El germen de esta idea

Cuando Charo echa el cierre y recoge la caja del día directamente la deposita en manos de ‘Solidaridad Puntual’, desde ahí se distribuye en la forma que se entienda oportuno a las familias o personas que llaman a su puerta. «Son personas que tiene vergüenza social, que no acuden a todos lugares a pedir ayuda por esa vergüenza que les da, pero solo puedo decir que el grupo de voluntariado lleva funcionando desde el año 2014 y que han hecho y están haciendo mucho bien no solo en Pozoblanco, sino también en los pueblos de nuestro entorno». 

La idea ya está en marcha y si quieres colaborar tan solo tienes que pasarte por una tienda que se encuentra en la Plaza de la Constitución de Pozoblanco (antiguos Recreativos Arroyo) en horario de 10:00 a 13:30 horas y de 17:00 a 20:30 horas.