Con una declaración de intenciones humilde y agradecida se presentó el colombiano Camilo ante su público en Pozoblanco, reconociendo el estar cumpliendo su sueño en la que es la “primera gira de mi vida”, en la que está recibiendo el calor de su público, de su tribu, en los escenarios de España. Esta humildad y sinceridad es la que le lleva a vestir un mono de trabajo en el que se pueden leer escritos a rotulador los distintos puntos de la geografía española por los que está derrochando las ganas y energías de su primera gira con el tour “Mis manos”. 

Camilo comenzó puntual su concierto en el Slow Music de Pozoblanco, ante una presentación de su filosofía de vida “no estamos solos, somos la tribu”, para iniciar los compases de “Favorito”, como si cada encuentro de esa gira con su público fuera su lugar favorito. Y así está resultando, porque Camilo no dejó de agradecer la oportunidad de cumplir el sueño que desde pequeño, desde su Colombia natal sonó con llevar su música a España.

Bajo una escenografía sencilla, con una pantalla central donde se proyectaban imágenes y vídeos acordes a sus letras, y con dos grandes luminosos simulando el tipo indio de su tribu, icono que también lleva en sus guitarras, Camilo se presentó tal como es, sencillo y sin artificios, más allá de su icónico bigote. Como quien quiere sentir la tierra que pisa, tener los pies en la tierra y no dejarse llevar por las nubes de la fama, Camilo hizo todo su concierto descalzo, presentándose tal como es.

Y así lo percibió su público, su tribu taruga, que llenó las 2.500 localidades puestas a la venta, que siguió todas las recomendaciones de distancia para que la noche fuera perfecta. Un público sin límite de edad, donde eran los más padres y madres acompañando a sus hijos e hijas, muchos de ellos en el que fue el primer concierto de su vida, para ver al que se ha convertido en el cantante del verano. Sus letras sencillas, con profundas declaraciones de amor hacia la que hoy es su esposa, Evaluna Montaner, y donde Camilo se describe como un tipo sencillo, humilde, que desborda amor sincero sin ningún doblez. Y fue precisamente esta tribu neófita la que coreografiaba sus canciones aun manteniendo la compostura en las sillas, porque la nueva normalidad nos ha traído conciertos desde la silla, desde donde se puede bailar, aunque aún limitados.

Con una voz delicada, Camilo hizo un repaso por las canciones de sus dos trabajos discográficos, pero fue con “Machu Picchu” donde la también cantante y a la vez su esposa, Evaluna Montaner, le acompañó para hacer este dueto y continuar con “Por primera vez”. Quien adora a Camilo también adora a Evaluna, a quien le compone y dedica todas sus canciones de amor, como reconoció en más de una ocasión.

Conocedor de que mucho de su público es infantil- juvenil, quiso desearles a todos que recordaran su concierto, que era una demostración de que nadie puede frenar sus sueños. Y con este público infantil tuvo un detalle especial, dedicándole el concierto a todos ellos y a Marta, una niña que vivía como propia la experiencia del primer concierto.

Y si todos esperaban escuchar el hit del verano “Vida de rico”, hubo que esperar al bis para escuchar dos de los temas que más suenan en este momento “Kesi”, que se ha convertido en la banda sonora de La Liga, y su mayor éxito “Vida de rico”, con el que puso el broche a su concierto de casi dos horas con una tribu entregada y que no pudo evitar levantarse a bailar.