No cabe duda que el mayor valor que tiene una sociedad, un pueblo es su ciudadanía. Y nadie duda, o debe dudar, de que los valores principales de esa sociedad deben irse inculcando desde la cuna. Nos debe preocupar en que ocupamos a nuestros hijos, porque ellos serán el motor de Pozoblanco dentro de unos años.

Me pregunto si en algunas ocasiones no estamos llegando tarde a la educación de nuestros hijos. Cuando nos queremos dar cuenta se nos han ido de madre – y padre -.

En una pequeña discusión con mi hija, ésta me recriminaba que, si ella se comportaba a veces de forma no correcta, era porque nosotros no le estábamos dando la educación correcta, vamos que la estábamos maleducando. Y tenía algo de razón, “la jodia”. Evidentemente, eso de echar balones fuera y pensar que siempre es el otro el que se equivoca, se lo habremos inculcado nosotros. El no reconocer los errores, pensar que siempre se lleva razón nos convierte en “niños maleducados”.

Para poder solucionar los problemas el primer paso es reconocerlos y ponerse manos a la obra.

Aquí, en nuestro pueblo, pocos o casi nadie de los que han tenido responsabilidades políticas han reconocido sus errores, y haberlos los ha habido por todas partes.

Nos toca ahora reeducar a nuestros políticos, igual que a nuestros hijos, ya que éstos sí que se nos han ido de madre. Que nadie dude que la responsabilidad es nuestra, ahora más que nunca, que no podemos cerrar los ojos ni mirar para otro lado. Ignorar el problema no hace que desaparezca.

Pasividad y resignación de la sociedad civil, son las palabras que resumen el sentimiento que encontramos en cualquier esquina de nuestro pueblo.

Nuestros «hijos» nos necesitan más que nunca, y tenemos una gran responsabilidad que no podemos obviar.

A LA NOCHE LO VEREMOS