Por Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba y Jaén
Diario del viaje de familiares y socios de la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba y Jaén al complejo concentracionario nazi de Mauthausen (Austria) del 8 al 11 de mayo de 2025, en el marco de los homenajes internacionales por el 80 aniversario de la liberación de los campos de concentración nazis.
“Espero poder confiártelo todo, de un modo como no he podido hacerlo hasta ahora con nadie, y espero que seas un gran apoyo para mí.
¿Te interesa quizá saber si me gusta mi escondite? Debo decirte que yo misma no lo sé aún. Creo firmemente que nunca podré considerarme en mi hogar en esta casa, lo que no significa que ella sea lúgubre. Tengo más bien la impresión de que estoy en una pensión muy curiosa. Tal opinión a propósito de un escondite puede parecerte extraña, pero yo no lo veo de otra manera.
Me angustia más de lo que puedo expresar el que nunca podamos salir fuera, y tengo mucho miedo de que nos descubran y nos fusilen. Eso no es, naturalmente, una perspectiva demasiado halagüeña.” Así escribía Ana Frank, el 11 de julio de 1942, un mes después de empezar su famoso diario.
Nuestra Asociación, Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba y Jaén, a lo largo de cuatro días, vamos a ir confeccionando también un diario que contendrá las visitas a diferentes localidades de la red de subcampos del campo de concentración nazi de Mauthausen (Austria), para contar la historia de miles de personas desaparecidas y olvidadas, sin apenas reconocimientos en nuestro país, hasta hace muy poco. Lo haremos a través de las emociones de familiares y el compromiso de ciudadanos y ciudadanos demócratas, que hemos querido rendir homenaje a estos hombres y mujeres que lucharon por defender en nuestro país a un gobierno elegido democráticamente por todos los españoles, que lucharon contra el fascismo y nazismo en una II Guerra Mundial y que acabaron en el horror nazi de los campos de concentración.
Esta es su historia, esta es nuestra historia. Esta es su memoria, que contamos en presente para que nos sirva a todos de luz en el futuro.
08 DE MAYO DE 2025: SUBCAMPOS DE MELK Y STEYR-MÜNICHHOLZ
A principios de 1944, la unidad especial de las SS Kammler, junto con la empresa Quarz GesmbH, comenzó a crear una fábrica subterránea de 65.000 metros cuadrados cerca de Melk, ciudad situada en la ribera del Danubio en el estado de Baja Austria en Austria. Protegida de los ataques aéreos, era un lugar seguro para la fabricación de cojinetes de bolas, motores de avión y tanques. Melk fue el tercer subcampo más grande del campo de concentración de Mauthausen.
14.000 prisioneros de campos de concentración fueron transportados a Melk, entre ellos José María Hidalgo González de Villafranca de Córdoba, José Murillo Campos de Peñarroya-Pueblonuevo y Antonio Polonio Morales de Montilla.
Vivieron en condiciones inhumanas, muriendo en este subcampo 4.800 prisioneros, hasta que, entre el 11 y el 15 de abril de 1945, las SS evacuaron el campo adelantándose al ejército soviético. Los planes de asesinar a los prisioneros en los túneles haciéndolos explotar no se llevó a cabo. Los prisioneros fueron transportados a Mauthausen y al subcampo de Ebensee en varios grupos por barco, ferrocarril y a pie. Al menos 30 prisioneros, incapaces de marchar, fueron asesinados antes de su transporte.
A principios de 1962, la República de Austria declaró el crematorio del campo monumento conmemorativo público. Desde 1992 hay una exposición sobre la historia del campo en el edificio del crematorio, que hoy visitamos los 22 integrantes de esta comitiva.
Según entramos, la primera imagen que nos encontramos es la de un pasillo con una sala al fondo y una mesa que solo de verla da escalofríos. Es la enfermería, es la camilla donde cientos de prisioneros fueron asesinados mediante una inyección letal en el corazón. Tras esa imagen que quedará para siempre en nuestras retinas, pasamos a otras de las salas, el crematorio, donde fueron incinerados cerca de 5.000 personas. Más escalofríos, más incredulidad de que algo parecido pudiera ocurrir. Termina nuestro recorrido por diferentes salas con fotografías que relatan diferentes datos del subcampo y muestran la inhumanidad de un régimen como el nazi, que fue capaz de eliminar a seres humanos de una manera sistemática por el único hecho de pensar diferente, de actuar diferente, en definitiva, de ser humanos…
Después de visitar Melk, nos trasladamos al subcampo de STEYR-MÜNICHHOLZ, situado en la localidad austríaca de Steyr, una de las ciudades principales de Alta Austria y una de las más pobladas e importantes del país.
A partir de 1938, la empresa Steyr-Daimler-Puch AG se convirtió en el mayor fabricante de armas del territorio austriaco. En 1941 se construyó, entre otras, una fábrica de motores de aviones, a la que se enviaba diariamente un destacamento de prisioneros del campo de concentración de Mauthausen. En marzo de 1942 se creó un subcampo separado para los prisioneros del campo de concentración. Los prisioneros trabajan en la fabricación de cojinetes de bolas y motores de avión, en la construcción de túneles antiaéreos y en la limpieza de escombros tras los bombardeos.
A principios de 1942, 300 prisioneros -la mayoría españoles- comenzaron a construir el campo. Se desconoce el número total de prisioneros. A finales de 1944, 2.000 personas estaban prisioneras en el campo de concentración de Steyr. Procedían de la Unión Soviética, Polonia, Yugoslavia, España y Francia. El 5 de mayo de 1945 las tropas estadounidenses liberaron el subcampo de Steyr-Münichholz, que contaba con más de 3.000 prisioneros. Al menos 295 murieron en Steyr, entre ellos 5 de los 22 cordobeses que pasaron por este subcampo: Luis Romero Rubio de Cabra, Mariano Yuste López de Córdoba, José María Carmona Nadales de Montemayor, Mariano Ortega Moreno de Peñarroya-Pueblonuevo y Carlos Carmona César de Posadas.
Sus cadáveres fueron incinerados en el crematorio municipal de Steyr, junto con unos 5.000 prisioneros de Mauthausen y Gusen.
En 2011 se redescubrió en Steyr una tumba con unas 900 urnas, entre ellos la de José Cruz Navas, de Baena, José Reyes Orejuela de Cañada del Rabadán o Paguillo (Fuente Palmera), Ángel Sánchez García de la aldea de El Alcornocal (Fuente Obejuna), Higinio Durán Romero de Hornachuelos, Antonio Jordano Jordano de Montilla, y Lucio Martínez García de Villanueva del Duque.
Desde 2013, la exposición «Stollen der Erinnerung», en los túneles en los que trabajaron miles de prisioneros, informa sobre el campo de concentración de Münichholz y los trabajos forzados en Steyr. La exposición recorre un camino de 140 metros que ilumina los años de 1938 a 1945, dando voz a los relatos de los prisioneros y la resistencia local. Un viaje que, aunque oscuro y desgarrador, es esencial para no olvidar los horrores del pasado y honrar a quienes han sufrido.
Nuestro guía, Andreas, ha escuchado las historias que socios nuestros, familiares de deportados, han ido contándole durante el camino. Manuella Caballero ha hablado de su abuelo Juan Caballero Olmo, de Añora, que estuvo prisionero en Steyr, o Cristina Bravo, cuyo tío abuelo, José Bravo Alarcón, de Málaga, también padeció el horror de Steyr. Historias que iban siendo contadas ante el estupor de Andreas, con el que hemos quedado en enviarle todas esas historias para que las muestren en la exposición que el año que viene se inaugurará en esta localidad,
Terminamos el día de hoy, con un sabor agridulce, impresionados por lo visto, pero con la esperanza de que las cosas pueden cambiarse, que solo hace falta ver el mundo con ojos de memoria, que hayan retenido las historias de nuestro pasado reciente para no volver a cometer los mismos errores. Como escribía Ana Frank el 15 de julio de 1944, apenas 20 días antes de que ella, su familia y las otras personas que se ocultaban con ellos fueran detenidos por oficiales de las policías alemana y holandesa:
“Me es absolutamente imposible construirlo todo sobre una base de muerte, miseria y confusión. Veo el mundo progresivamente transformado en desierto; oigo, cada vez más fuerte, el fragor del trueno que se acerca, y que anuncia tal vez nuestra muerte; me compadezco del dolor de millones de personas; y, sin embargo, cuando miro el cielo, pienso que todo eso cambiará y que todo volverá a ser bueno, que hasta estos días despiadados tendrán fin, y que el mundo conocerá de nuevo el orden, el reposo y la paz. Mientras lo espero, pongo mis pensamientos al abrigo y velo por ellos, para el caso de que, en los tiempos venideros, puedan todavía realizarse.
Tuya, Ana M. Frank.”
Esa esperanza es la que nos mueve. Y mañana más, con las visitas del Castillo de Hartheim, donde fueron asesinados en las cámaras de gas 19 cordobeses, y los subcampos de Wels, Mauthausen, Gusen y St. Valentín.
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