El técnico arremete contras las decisiones arbitrales, mientras que Soto se encara al presidente y tacha a la directiva de «impresentable»

Los partidos de fútbol en infinidad de ocasiones se prolongan más allá de los noventa minutos de juego y mucho más allá del terreno de juego. Eso es lo que ocurrió ayer en el Municipal de Pozoblanco donde el jugador Soto se encaró con el presidente de la entidad, José Antonio Bravo, después de haber protagonizado otro con el jugador del Mairena, Babiano. El jugador blanquillo reclamó a Bravo la situación que vive el club -ya se adeudan varios meses- y tachó a esta directiva de «impresentable». Una falta de respeto que puede tener sus consecuencias, ya que la situación fue altamente desagradable y se hizo de manera casi pública.

La otra «rajada» la protagonizó el entrenador del equipo vallesano en la sala de prensa donde cargó todas las tintas contra el colegiado de la contienda, no sin tener parte de razón. Lo apuntó José Ángel Garrido y razón no le falta, el tanto del empate del Mairena tuvo que ser anulado ya que el cancerbero del conjunto sevillano -que subió a rematar- cometió una mano clarísima que tuvo que dejar la jugada invalidada. «Esto no es normal, no son excusas, pero es que los colegiados nos están privando de muchas cosas, ya son demasiadas semanas. La jornada anterior ante el Córdoba B pasó lo que pasó y ahora otra vez lo mismo. El gol de empate de ellos viene precedido de un saque de puerta que da el línea y es luego el portero la toca con la mano, es que no puede ser», explicó Garrido.

Un Garrido que ya está pensando en la semana que viene donde los problemas se le seguirán acumulando. La doble amarilla que vio Alberto Fernández privará al capitán del Pozoblanco medirse al Conil, rival directo por la permanencia. «Eso es lo que más me preocupa, que tenemos una plantilla corta y estas cosas nos ponen las cosas aún más complicadas, pero es que Alberto ha visto la segunda amarilla en un salto de cabeza normal, como hay cien en cada partido. Otra decisión injusta», apuntó Garrido.

Con todo, la situación no puede ser peor para entidad blanquilla. Los nervios comienzan a perderse y aunque el técnico está convencido de que «volveremos a levantarnos aunque todo esté en nuestra contra», la directiva tiene una dura papeleta ante la falta de efectivos económicos con los que pagar a una plantilla a la que le están pasando factura las circunstancias deportivas y extradeportivas. Eso sí, su técnico no quiso dejar pasar la ocasión para aclarar que «estoy muy contento con el rendimiento y el trabajo que hoy ha realizado el equipo». Una lástima que el Pozoblanco no supiera o pudiera agarrarse al 1-0 que, a buen seguro, hubiera dado una semana de mucho más tranquilidad a la entidad y al propio equipo.