Fueron miles de personas las que mapa en mano recorrieron ayer las calles de Añora en busca de las doce cruces que podían visitarse -ocho exteriores y cuatro interiores-. Este bello rincón de Los Pedroches se convirtió ayer en el centro de la fiesta de las cruces, tan extendida por toda la provincia, reivindicando su singularidad y peculiaridad. Ayer los secretos se desvelaron y las cruceras expusieron el trabajo que con tanto mismo, esfuerzo y sacrificio realizan año tras año. La Velá de la Cruz se extendió hasta bien entrada la madrugada cuando sobre las cinco se conoció el fallo de un jurado que coronó a la cruz de Cantarranas con el primer premio.

Los argumentos para ese reconocimiento se basaron en una creación realizada a base de pipas de calabaza, una composición cuidada hasta el detalle y que despertó la admiración de quienes ayer se trasladaron hasta Añora. La cruz de San Pedro consiguió el segundo premio y la del Chaparral y la Virgen compartieron el tercer premio. Mientras, en categoría de interiores un monumento de corte clásico con un delicado exorno floral permitió a la cruz de la calle Concepción 28 imponerse al resto. En esta categoría, el segundo y tercer premio fueron para las cruces de Doctor Benítez 26 y San Pedro 4, respectivamente.

Pero antes de obtener ese veredicto tocó disfrutar de una fiesta que consigue permanecer con el paso de los años y seguir despertando la admiración ante el trabajo de las cruceras, porque esta es una fiesta eminentemente femenina. Son ellas las que ponen su saber, su destreza y dedicación a que la fiesta de la cruz de Añora siga perdurando y por eso ayer tocaba sacar orgullo y recoger el cariño tantas veces dado. Las calles de Añora fueron cogiendo vida a partir de las ocho de la tarde, momento en el que el secretismo con el que las cruceras llevan el proceso de confección de las diferentes cruces se rompió. Poco antes quedaba dar los últimos retoques, vestir las doce cruces que hoy también podrán ser visitadas y poner la base para una larga noche porque tocaba no dormir.

La noche de la Velá de la Cruz llegó con otros atractivos, con posibilidades de ver exposiciones fotográficas, de disfrutar de atracciones para los más pequeños y de echarse algún que otro baile en la Plaza España, pero esa noche es de cada una de las mujeres noriegas que persisten en su empeño por mantener la tradición viva, por trabajar en que Añora año tras año destaque cada mes de mayo. Y ahora también trabajan por transmitir esta forma de vestir las cruces a las nuevas generaciones, algo imprescindible para que mantener esta tradición viva. Los que ayer no pudieron disfrutar de ella podrán hacerlo durante la jornada dominical en la que Añora vuelve a sacar orgullo de su identidad.