Villanueva de Córdoba recuperó una actividad multitudinaria, justo la última que celebró antes de la irrupción de la pandemia, con la celebración de la Fiesta de la Matanza y la Artesanía. Gastronomía y labores tradicionales se dieron la mano para exponer ante el público dos de las potencialidades de la localidad jarota. El municipio recibió la visita de numerosas personas que quisieron acercarse al ritual de la matanza, que sigue siendo clave en la economía familiar en la comarca de Los Pedroches.

Además de acercarse al despiece y elaboración de productos derivados del cerdo ibérico, los visitantes pudieron degustar estos productos y también adquirirlos, así como productos de artesanía merced a los más de veinte puestos habilitados en la Plaza de España y sus aledaños.

Las miradas se centraron en los dos matarifes y tres matanceras que fueron dando cada uno de los pasos que se circunscriben a este ritual, que fue explicado de manera paralela a todos los asistentes.

El dominio y la destreza que demostraron despertó el interés de quienes esperaban para poder degustar algunos de esos producto en un día donde Villanueva de Córdoba volvió a reivindicar el poder de su gastronomía.

El momento más emotivo de la jornada tuvo lugar con el homenaje a Antonia Silva, matancera mayor, que también participó junto a una de sus hijas en todo el proceso. La alcaldesa, Dolores Sánchez, reconoció el mérito que tienen las personas que han conseguido que este legado permanezca indestructible al paso de los años. Además, se reconoció la labor en años donde las tareas eran mucho más complejas que son en la actualidad. Sánchez apuntó que «Antonia Silva nos puede contar cómo era esta tradición hace 80 años porque participa en esta labor desde que era una niña». Por su parte, la homenajeada se mostró muy emocionada al señalar que su vida ha estado dedicada a «trabajar, trabajar y trabajar» y dejó entrever su orgullo en el hecho de haber podido transmitir sus conocimientos a sus descendientes.