Es algo muy extraño que no todo el mundo tiene en su vida y que no todo el mundo es capaz de aguantar en su vida siempre. Y vivir sin fe es terriblemente más difícil que hacerlo si la tienes; pero lo que es terriblemente más difícil es vivir siendo coherente tanto si la tienes como si no.
Últimamente hablo mucho de Dios con mucha gente distinta y leo mucho sobre Dios y leo mucho sobre religión y sobre el cristianismo y hablo mucho sobre Jesús y sobre su mensaje. Y creo que no hemos entendido nada o yo por lo menos no entiendo nada o si entendemos preferimos mirar para otro lado.
Nunca he entendido a la gente que sale debajo de un paso o va en una procesión y no tiene fe. La semana pasada salió en el diario ABC una encuesta, que es el detonante de todo esto, y que decía que 66% de los costaleros de Córdoba no va nunca a misa y no recibe los sacramentos y que lo de la afición a la trabajadera viene por otra cosa como la camaradería bajo el paso, es decir, no es fe es formar parte de algo en el que sentirse reconocidos. Sorpresa para nadie o quizás para los promotores de la encuesta, aunque no lo creo. Si esto lo trasladamos a las bandas de semana santa o al mundo cofrade en general, que es por donde la Iglesia sigue respirando, los resultados no serían mucho más favorables para los creyentes o empeorarían mucho.
Ya lo he dicho muchas veces en este periódico; pero insisto: soy un ateo descreído que perdió la fe dos veces y a la segunda fue la vencida y añado que últimamente batallo en este ateísmo mío desde la sencilla afirmación de que no creo que Jesucristo resucitara y le hago esa misma pregunta a la persona con quien hablo. La cosa es que hay mucha de la gente a quien se lo pregunto y que dicen creer en Dios que esto de la resurrección les da igual. Y es ahí donde no entiendo nada. O quizás sí.
Quizás es porque somos tan cultural y socialmente cristianos que sólo tomamos la parte de la fe que nos va bien para asirnos a ella cuando vienen mal dadas y pasar el trago mejor o, la que es peor y la que observo mayoritaria, la que queda bien en Instagram el día que tu padre te deja en altar delante de un crucificado del que no tienes muy claro el porqué está ahí y quizás te daría igual que no lo hubieran crucificado y que la cosa del cristianismo fuera de otra manera o quizás no fuera; pero mira qué mona voy y lo guapa que está mi madre.
O quizás es porque es imposible separar todas las decisiones que tomas de la forma en la que la fe cristiana tradicional te dice que las tienes que tomar para pasar este valle de lágrimas y acabar llamando a las puertas de San Pedro para ver si te deja entrar porque te da miedo que tu vida eterna sea infernal por si hay algo de verdad. O quizás es porque somos débiles y vivir fuera de la norma, que en España es el cristianismo, es demasiado cansado. Y es demasiado cansado. Ir a contracorriente cansa.
Respeto mucho a los cristianos creyentes y a los que siguen el revolucionario mensaje de Jesús y su ejemplo ante el poder. Y los hay, pero sin embargo la deriva de la empresa que fundó Pedro está lejos de ese mensaje y sólo tenemos que mirar a las jerarquías eclesiásticas o a las diversas formas elitistas y clasistas de entender la fe, que no es fe sino poder o peor, es dinero. Los mercaderes en la casa del Padre otra vez. Quizás nunca se han ido.
O quizás el problema de la fe es ese: la falta de ejemplo por parte de quién la proclama. A lo mejor el problema no es divino, que no lo es porque Cristo no resucitó; a lo mejor el problema es humano como siempre son todos los problemas y por eso más de la mitad de los costaleros de Córdoba no van a misa y la gente se casa por la iglesia sin creer en Dios para salir guapa en las fotos y muchos participan del mundo de la fe sin tenerla y para encajar o se agarran a ella cuando no queda otra y otros los domingos van a misa y el lunes son peor que satanás que decía Carlos Goñi en Odio. O a lo mejor la fe es eso o todo esto: seguir o no el mensaje de Jesús y no es divina sino humana. Y yo en el Ser humano, con todo, sigo teniendo fe.
No hay comentarios