El pleno del Ayuntamiento de Pozoblanco dejó un nuevo capítulo de acusaciones que esta vez tomaron un cariz diferente por el reparto de papeles de verdugos, víctimas y cómplices. Fue en el apartado de ruegos y preguntas cuando el alcalde de la localidad, Santiago Cabello, justificó su no comparecencia a una rueda de prensa por lo ocurrido en el seno de una comisión. Y lo hizo aludiendo a los grupos municipales de la oposición a los que acusó de ser cómplices de situaciones y comportamientos agresivos que no imputó pero que hacían referencia al concejal Gerardo Arévalo.
La acusación vertida por Cabello fue la siguiente: «Si en el día que estamos, 25 de noviembre, fueran los responsables que tienen que ser ni siquiera hubieran preguntado eso, hubieran salido a denunciar lo que pasó en esa comisión que saben que fue muy grave y hoy es el día idóneo para salir públicamente, decirlo y denunciarlo ustedes, yo no lo voy a hacer, es lo mismo que seguimos denunciando en la sombra y soportando durante muchos meses. Ustedes fueron testigos de lo que pasó en esa comisión, pasaron cosas tan graves, tan delicadas y con momentos de máxima agresividad que ninguno debería permitir y ustedes siguen callando y permitiendo. Vivieron momentos muy complicados y muy agresivos por parte de concejales. Creo que si alguien tiene la responsabilidad de hacer denuncia y poner de manifiesto situaciones que no se pueden permitir son los que están de testigos, si las permiten y consiente son igual de conocedores y están permitiendo situaciones que hoy salimos todos a denunciar y a ponernos en contra de la violencia contra las mujeres; aquí hay situaciones que por lealtad y responsabilidad no podemos permitir ni un solo día más».
Ante las acusaciones, este periódico se ha puesto en contacto con los portavoces de los grupos municipales para conocer su versión de los hechos. El portavoz del PSOE, Rafael Villarreal, señaló que «el alcalde volvió a utilizar su demagogia habitual en su afán de hacerse la víctima. Lo que ocurrió en la comisión fue que se habló de temas personales, de supuestas amenazas, de supuestos insultos, de supuestas cartas que habían recibido familiares del alcalde y otras cuestiones. Todo fue entre el alcalde y Gerardo Arévalo, no vimos en ningún momento ningún tipo de agresión de nadie y menos hacia las mujeres, como se dejó entrever en el pleno relacionando esa situación con el 25N».
«Sí es verdad que se hablaron cosas muy graves, que espero que consten todas en acta porque la comisión no se levantó en ningún momento, pero hay que dejar clara una cosa, fuimos testigos tanto la oposición como los compañeros del equipo de gobierno del señor alcalde. Es decir, que si nos llama a nosotros cómplices lo son sus compañeros y si él entiende que todo lo que dijo ha sucedido lo que tiene que es irse a un juzgado y dejar de acusar al resto de cosas que no ocurrieron», indicó Villarreal a preguntas de este periódico.
Por su parte, el portavoz de IU, Emmanuel Vioque, aseguró que «en el apartado de ruegos y preguntas el señor Arévalo explicó el motivo por el que no devuelve la tablet y el móvil. Dicho esto, el señor alcalde dirigió unas palabras a la secretaria de la comisión para que no constara en acta lo que iba a decir, cuestión que yo mismo protesté. En su turno de palabra, el señor alcalde hizo una serie de acusaciones sobre el señor Arévalo Galán, que contestó con algún improperio, contestado a su vez también con otro improperio por parte del señor alcalde».
«Es decir, el alcalde realizó una serie de acusaciones que si fuesen verdad deberían estar juzgándose, entiendo que al señor alcalde solo le interesaba verter esa acusación sin probarla y tampoco llevándola al plano judicial. Insisto, si es verdad lo que dice es donde debería estar dirimiéndose, en un juzgado y no en una comisión política como una acusación personal», insistió. Por último, precisó que «el rifirrafe fue tal, entre ellos dos, fruto de estas acusaciones, pero en ningún momento intervino ningún elemento de violencia machista ni de violencia sobre la mujer en esa acusación».
Las acusaciones
Respecto a las acusaciones vertidas en esa comisión fue el propio Gerardo Arévalo el que las detalló ayer miércoles en una intervención en Cope Pozoblanco. Ahí precisó que el primer edil le acusa de amenazarle personalmente, de pincharle las ruedas y de mandarle cartas a familiares suyos. Acusaciones que catalogó de «muy graves» y que negó indicando que «únicamente me defendí». Además, precisó a este medio que «lo ocurrido es muy serio, generar en un pleno la insinuación de que habría existido una agresión o un escenario de violencia contra una mujer, un acto más de persecución política por decir la verdad».



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