La nueva corona que lucirá la Virgen de Luna a partir de su coronación canónica el próximo domingo ya está en el santuario de la Jara a la espera de la ceremonia. La obra, del orfebre sevillano Ramón León, se ha realizado en parte con el oro y la plata procedente de las donaciones de los fieles de Pozoblanco y de Villanueva de Córdoba. El orfebre, que ha entregado en la mañana del miércoles la corona, ha expresado su agradecimiento a las cofradías porque «este encargo ha supuesto para nuestro taller una verdadera honra y también un desafío artístico que acogimos con entusiasmo desde el primer instante», según ha indicado.
El autor de esta obra de arte ha destacado que «la creación de una pieza destinada a un acto litúrgico de tan alta significación no solo implica técnica y oficio, sino también sensibilidad espiritual. La devoción a la Virgen de Luna, tan viva en los corazones de los pueblos de la comarca, ha sido una guía constante durante todo el proceso creativo. Nos hemos sentido acompañados por la historia, las tradiciones y el sentir profundo de generaciones que han venerado esta advocación singular, cuyo arraigo es, en sí mismo, una obra de arte transmitida de padres a hijos».
El entorno paisajístico y cultural que envuelve la devoción a la Virgen —sus dehesas, costumbres, ritos y celebraciones— han sido también fuente de inspiración. Según el autor, cada detalle de la corona nace de ese universo simbólico, de ese vínculo entre fe y tierra, entre el pueblo y su Madre celestial. «Nuestro propósito ha sido, desde el inicio, transformar todo ese legado en una obra digna, que refleje amor, respeto y la solemnidad que merece la coronación», ha asegurado.
Para la ejecución de la corona de la Virgen se han empleado 2,4 kilogramos de plata de primera ley, cuidadosamente trabajada y enriquecida con 65 gramos de oro destinados a la cruz de remate y al resplandor que enmarca la luna. La pieza se engalana con cinco amatistas seleccionadas por su pureza, una circonita de 5 mm situada en el corazón de la cruz, y un conjunto de cien circonitas de 2 mm que destacan los cráteres de las lunas, aportando un efecto luminoso y celestial. A ello se suman veintiséis perlas naturales colocadas en las puntas de los rayos.
La corona del Niño Jesús, delicada y armónica, ha sido elaborada con 710 gramos de plata, manteniendo la coherencia estética y simbólica con la corona de la Virgen. Ambas piezas han sido finalizadas con un baño de oro de 24 quilates que otorga calidez y nobleza, acompañado de un baño de rodio aplicado a la luna central de la corona de la Virgen, a los ángeles que la flanquean —representación fiel de la devoción y entrega del pueblo de Pozoblanco y de Villanueva de Córdoba— y al monograma JHS que preside el orbe de la corona del niño.



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