Hace unos días, el Ayuntamiento de Pozoblanco anunciaba que la cruz de Los Llanos cambiará de ubicación ante unas obras que pueden afectar a su conservación. Una cruz que no es una excepción en la localidad, porque son muchas las construcciones de este tipo que se reparten por toda la localidad, todas ellas con un elemento común: el granito. Un informe de la Oficina de Patrimonio del Consistorio pozoalbense resalta la existencia de este tipo de elementos religiosos, algunas afectadas por las órdenes de carácter anticlerical en vigor durante la Segunda República y la Guerra Civil. Sin embargo, después de la contienda bélica algunas de las desaparecidas se reconstruyeron conformando un paisaje que todavía permanece.
La más imponente, sin duda alguna, es la cruz de la Unidad, construida en 1962. Su coste alcanzó las 178.000 pesetas de la época y fue sufragada, principalmente, con festivales taurinos benéficos. Diseñada por Ramón Cano, aparejador municipal, fue erigida por Antonio Arévalo, maestro de obras del Ayuntamiento de la localidad. Ubicada en la avenida Villanueva de Córdoba, su lugar responde a que con anterioridad en ese mismo sitio estaba la cruz conocida como ‘Molino de Viento’.
La que cambiará su ubicación, la cruz de Los Llanos es una de las conocidas como de término, ubicadas en las salidas del municipio porque se entendía que su existencia protegía a los habitantes de enfermedades. En este grupo de cruces también se incluye la cruz de Arévalo, ubicada actualmente en la Ronda de los Muñoces, y que data, según la Oficina de Patrimonio, de 1652, aunque fue reformada en 1728.
Entre unas y otras un gran listado que engloba a la cruz de Hierro, en el inicio de la carretera de Añora, la cruz del Becerril, al margen de la cañada Real Soriana o la cruz del Torilejo, construida en 1754 y que toma el nombre del barrio donde se encuentra situada. Dentro de la localidad también se pueden ver míticas cruces como la del Cerro o la cruz del Risquillo, sin olvidar la de Jesús Nazareno que se encuentra empotrada en la fachada lateral de la capilla de Jesús Nazareno y que es parte del paisaje local.
La lista es mucho más amplia encontrándonos con algunas fuera del núcleo urbano y, otras tantas, construidas alrededor de la romería de la Virgen de Luna. En este grupo se encuentran, por ejemplo, la cruz de Los Lagartos, también de término, pero muy vinculada a la tradicional romería. La cruz de la Venta Caída, ubicada en el punto kilómetro 3,5 y construida en 1955; mismo año del que data la reconstrucción de la cruz de la Cogochuela, también en el camino. Por último, nos encontramos la cruz del Santuario siendo la última de este particular camino.
A todas ellas hay que sumar algunas no nombradas, como la de San Gregorio la del Portezuelo, la del Camino Real a Pedroches la de la Portería, y otras desaparecidas con el tiempo.




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