Pedroche estrena esta noche su primera representación teatral de carácter popular. Una obra teatral con tres pases que comienza hoy y se repetirá hasta la noche del domingo. Sin embargo, anoche hubo un pase especial, el ensayo general ante familiares y amigos, consiguiendo no sólo la complicidad del público en las escenas más difíciles, sino también el aplauso continuado por el trabajo bien hecho de un grupo de aficionados al teatro que se han lanzado con valentía y las mejores de las ilusiones y ganas a una representación histórica que, sin lugar a dudas, hará historia y sonará en el futuro.

Adaptada y dirigida por Emilio Escribano, Asonada se presentó como un proyecto coral en el que todos los vecinos de Pedroche han dejado su huella, desde las 27 costureras, a las que se les hizo su merecido reconocimiento, a las más de 120 personas implicadas en la representación teatral de la sublevación del pueblo ante el poderío desmedido y caprichoso de la nobleza, maquilladoras, encargados de atrezo…

El escudado, personaje representado por Fernando Martínez, sirvió de nexo de unión, hilo conductor y presentador de la situación de poder descontrolado en la que se encontraba la Villa de Pedroche en 1478, situando la escena en la noche de la asonada, en la que el pueblo unido se subleva ante el poder arbitrario de la nobleza y destruye el castillo en litigio, para así conseguir la libertad y el autogobierno, algo que históricamente se sucedió con el Consejo de las Siete Villas donde los representantes de las villas debatían los asuntos de interés colectivo. Pero antes, había que hacer un flashback para conocer todos los entresijos y las tramas políticas que se sucedía entre el Concejo de Córdoba y el Condado de Santa Eufemia, que luchaban por conseguir el control de una posición estratégica como era la del castillo de Pedroche. 

Arriesgada, pero resuelta con mucho talento y por unos actores con algunas tablas sobre sus pies, fue la presentación de los personajes principales de la trama: la Reina Isabel, representada por Marga Moreno, Alfonso de Aguilar a quien puso voz José Antonio Torres y Gonzalo de Mejías que fue interpretado por José Antonio Rubio. Tres escenas, tres personajes y tres tramas entrelazadas que se resolvieron con tres escenarios en paralelo que se introducían con un resuelto juego de luces. 

Con la presentación de los distintos actores principales, que ofrecieron un alegato de sus posiciones políticas se dio paso a los representantes del Consejo abierto de las Siete Villas, donde se debatió con la participación de los actores de la asonada, ya sí interpretados por actores noveles y aficionados, que demostraron que su ilusión bien se mereció el aplauso del público.

Sobre el mismo escenario real de la asonada, a los pies de la torre de Pedroche, erigida sobre los cimientos del castillo de Pedroche, se consiguió resolver el problema de espacio en un enclave único, porque la torre también fue protagonista de la obra coral. Con un escenario circular central se dio vida tanto a la corte de la Reina Isabel I la Católica, como al Consejo de las Siete Villas. Pero lo más interesante de la obra, adaptada y dirigida por Emilio Escribano, fue conseguir que durante la mayor parte de la representación, la mayoría de los actores compartieran escenario: pueblo y nobles en lucha por el control de Pedroche, sin ocasionar despistes en el interés del público.

Hubo momentos claves en la representación, la intervención tardía del clero, representado por Francisco Carrillo, que ofreció uno de los momentos más divertido y ameno de la obra, conseguido gracias a la actuación coral de todos los actores noveles, donde destacaron el grupo de niños que con sus coplas y juegos daban pinceladas de humor, revuelo, dinamismo y puntada entre algunas escenas. El señor de Villanueva de Córdoba, representado por José Manuel Moya, también se escudó en la respuesta popular para alzar a los vecinos contra el poder establecido, dando protagonismo así a figurantes y actores secundarios que aportaban toques de humor, ironía, sabiduría y liderazgo para conducir la historia hasta el final anunciado.

El público que ya tiene sus entradas, agotadas desde hace semanas, se encontrará también con dos conceptos totalmente novedosos en cuanto a representación popular se refiere: el recurso audiovisual para simular la destrucción del castillo y la interpretación en directo de la canción que devuelve a los actores a la escena tras la asonada.

Podría recomendar la asistencia a la obra a quienes aún estén dudando si acudir a Asonada, pero ya tendrán que esperar a la decisión de si volverá a representarse en el futuro, pues ya están agotadas las entradas, con un aforo al completo que no quedará indiferente a una nueva representación teatral popular que tiene visos de quedarse en el tiempo.