Aparente normalidad en las calles de Añora fue lo que se respiró en su primer día de cierre perimetral,  aunque en la vida del municipio hay signos evidentes de que se vive estos días bajo una situación excepcional como denotan la presencia no habitual de policial y de Guardia Civil. La localidad intenta recuperar poco a poco su normalidad, a pesar de que la tasa de incidencia acumulada se situó en el día de ayer por encima de los nueve mil casos por cada cien mil habitantes. Para ello, para recuperar la rutina, fueron muchas las personas que acudieron a hacerse las PCR alentadas por el Consistorio, para tener algo de seguridad a la hora de retomar su actividad. Es el día a día de un municipio donde los vecinos también demuestran su «hartazgo». 

Para constatar que Añora vive unos días diferentes basta con un paseo que a las primeras de cambio dejó ver en este primer día una mayor presencia de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estados. Dos patrullas de Guardia Civil y una de la Policía Autonómica controlaron los accesos a la localidad para evitar entradas y salidas más allá de las permitidas. Sin embargo, su presencia en el municipio va más allá y está enfocado al cumplimiento de otras normas como la utilización de mascarillas o “que si dos personas van en un vehículo y no son convivientes se utilicen también, en definitiva, velamos porque todas las normas se cumplan”, explicaba un agente a este periódico reconociendo también que hasta ese momento “los vecinos están cumpliendo”. Unas normas y sus sanciones que se pueden leer en algunos lugares del municipio como en el acceso, ahora cerrado, a la Plaza España, lugares que siguen siendo desinfectados. 

Ese fue un escenario diferente al vivido en días anteriores, el otro se concentró en la salón social de la localidad ya que desde primera hora de las mañanas un equipo se preparó para realizar las pruebas PCR dispuestas por el Ayuntamiento de la localidad en colaboración con el Centro Tecnológico Agroalimentario del Valle de Los Pedroches (CICAP) para que aquellas personas que dieron positivo los días 28, 29 y 30 de diciembre, además de sus contactos estrechos, se incorporen a su actividad diaria con la máxima seguridad posible. Unas pruebas que tuvieron, en su primer día, una gran aceptación entre los vecinos ya que fueron 76 las personas que las demandaron de manera voluntaria. Personal del Consistorio controló la asistencia a unas pruebas que se han fijado para dos días más, el 14 y 18 de enero y a la que seguirán asistiendo los afectados dependiendo del día de su positivo en coronavirus.

Cierto hartazgo entre la población

Con operarios quitando las luces que anunciaron la Navidad más extraña en el municipio, con el Ayuntamiento gestionando tan sólo cuestiones imprescindibles, la vida en el resto de la localidad va recobrando vida. En las tiendas, los propietarios van consumiendo su jornada laboral mientras atienden a las personas que acuden a las tiendas y preparan los pedidos para las personas que están confinadas y aún no pueden salir de sus casas. Entre quienes acuden a comprar también se respira cierto hartazgo de la situación, hay cierta pena por el hecho de que el municipio sea protagonista por este tema y se anhela recuperar la actividad que marca el día a día de Añora, que, si por algo se caracteriza, es por su iniciativa y alta actividad en muchos campos. “También hay cosas muy bonitas y no vienen tantos medios de comunicación, también podrían venir en esos momentos porque llevamos días que no para, siempre hay alguien”, explica una vecina que rehúsa de dar su nombre.

El coronavirus ha golpeado de lleno la localidad, a muchas familias, pero también hay personas a los que le es complicado frenar en su actividad diaria. Los ganaderos no han estado exentos de la enfermedad y muchos han tenido complicaciones para buscar relevo para esos días obligados de confinamiento, pero en las explotaciones los animales no entienden de horarios, de confinamientos y esa normalidad se respira en la explotación ganadera de vacuno de leche Alegría, una familia que ha sufrido el Covid-19 en primera persona, pero que tras recuperarse se vuelca en mantener su actividad porque “aquí hay que estar en el horario marcado, esto no entiende de otra cosa, así es este trabajo”. No sólo hay ganas de recuperar la actividad, también la normalidad en las relaciones porque son muchas las familias que están separadas por un virus que ha golpeado a Añora y lo está haciendo en prácticamente toda la comarca de Los Pedroches, con cifras más que preocupantes.