La entrega del Premio Solienses cumple once años este domingo. Un premio cuyo máximo valedor es Antonio Merino, editor del blog que da nombre al galardón, con el que hoy hablamos a propósito de una cita que en esta edición encumbrará a Ana Castro por «El cuadro del dolor». Para acudir a la cita del domingo, que será en Pedrique, la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Pozoblanco pone un autobús a disposición del público que quiera asistir.

Pregunta: ¿Con qué pretensiones, más allá del objetivo de hacer más visible la literatura de Los Pedroches, nació el Premio Solienses?

R: Básicamente, ese era el objetivo, que la literatura de los escritores de Los Pedroches fuera más conocida. Pero no solo más conocida fuera de Los Pedroches, sino, sobre todo, entre nosotros mismos, dentro de la propia comarca. Era muy decepcionante que personalidades como Juana Castro, cuya obra es una referencia en la literatura española de finales del siglo XX y comienzos del XXI, fuera totalmente desconocida en su propia tierra. A partir de ahí, todos hemos ido conociendo otros nombre hasta llegar a la conclusión de que en Los Pedroches hay un gran número de autores de calidad, muchas veces semiocultos por las dificultades de publicación o por la escasa afición a la lectura, pero que constituyen promesas o realidades muy firmes.

P: ¿Qué cree que ha conseguido el Premio Solienses a lo largo de todos estos años?

R: Además de dar a conocer la obra de los autores de Los Pedroches, me gustaría pensar que ha contribuido también al fomento de la lectura de sus obras.

P: Como conocedor de la literatura de la comarca, ¿qué radiografía haría de la misma?

R: La veo extraordinariamente rica. Hay una variedad increíble de géneros y de temas. Tenemos autores consagrados a nivel nacional, como Juana Castro y Alejandro López Andrada, y otros que comienzan a despuntar, como Francisco Onieva, con un futuro muy prometedor. Pero, aunque menos conocidos, tenemos la suerte de contar también con grandes narradores como Félix Ángel Moreno Ruiz y Juan Bosco Castilla, que están a la altura de los grandes bestseller y que solo por culpa de una mala distribución editorial todavía no han alcanzado el éxito que merecen sus libros. Estoy convencido de que la serie del inspector Homero (de Félix Ángel), si continúa,  algún día se convertirá en un clásico como la del Plinio de García Pavón o el Maigret de Simenon. Por otro lado, lo que más debemos agradecerles a estos autores, además de hacernos disfrutar con la lectura de sus obras, es que entre todos están contribuyendo a convertir Los Pedroches en un espacio geográfico literario de primer nivel. Cada vez más escritores sitúan su obra aquí, en nuestra tierra, sin ocultar sus nombres, y eso es una forma de concederle una eternidad mitológica a nuestro territorio.

P: ¿Cuál ha sido el crecimiento de un Premio que hoy tiene una entidad reconocida?

R: Debo confesar que yo mismo me sorprendí de la respuesta obtenida por esta propuesta desde su creación. Todas las personas a las que me dirigí la acogieron con entusiasmo y gracias al apoyo de todos ellos ha sido posible alcanzar esta undécima edición con un reconocimiento generalizado ya a nivel provincial. No cabe duda de que la calidad de los autores premiados y el rigor en el planteamiento y ejecución del proyecto han sido fundamentales para que la iniciativa se mantenga y sea respetada por los autores, por las editoriales, por las instituciones y, sobre todo, por los lectores.

P: Este año ha pensando en reconocer a los autores más jóvenes, ¿vienen empujando fuerte las nuevas generaciones?

R: Sin duda. La obra de Ana Castro es muy potente y hay más autores jóvenes que están empezando a publicar con propuestas muy prometedoras.

P: Usted no es escritor, pero si tuviera que escribir una novela y con la comarca como de telón de fondo, ¿ qué sería un drama o una comedia?

R: Me temo que la vida en Los Pedroches actualmente, en general, solo puede ser materia de una novela costumbrista decimonónica. Con frecuencia resulta desesperante comprobar cómo el tiempo parece que no ha pasado. No me refiero a lo externo, desde luego, pues en nuestros pueblos se ha operado en las últimas décadas un gran cambio en infraestructuras y servicios, al mismo nivel que en muchas ciudades. Pero no en mentalidades. Lo digo con todo el cariño que siento hacia nuestros pueblos, de los que yo soy parte también.

P: Tengo que reconocerle cierta envidia, de la sana, porque usted escribe con libertad en su blog, con todo lo que ello conlleva, y consigue que el poder político le arrope en unos premios como estos, ¿eso cómo se consigue? 

R: Resulta imposible escribir con libertad en un pueblo, la única ventaja estriba en dónde cada uno se pone sus limitaciones. Te confieso que yo me callo muchas cosas, incluso hay artículos que después de escritos no los publico, porque sé que van a tener una respuesta y unas consecuencias que no me compensan. Entiendo perfectamente la difícil tarea de los periodistas que trabajáis en la comarca y sé lo complicado que debe ser, sé que no podéis decir todo lo que querríais o todo lo que sabéis, porque ello tendría consecuencias perjudiciales. Sería absurdo decir otra cosa. Cualquiera que alguna vez haya publicado una opinión crítica lo sabe, para qué vamos a engañarnos. Y no hablo de política, sino de mentalidades. Esto es en parte a lo que me refería en la pregunta anterior. En nuestros pueblos hay todavía unas “élites”, por llamarlas así, con cierto poder en la opinión pública. No puedes ir contra ellas y, si lo haces, debes saber a qué te expones. En este sentido, las cosas funcionan todavía como en las novelas de Galdós.

Sin embargo, por suerte, es posible encontrar personas (yo creo que individualidades, más que partidos) dispuestas a apoyar iniciativas como esta del Premio Solienses, en muchas ocasiones incluso aunque discrepen de la línea editorial del blog. Ahí veo yo la grandeza de un político, en que sea capaz de sumarse a propuestas ajenas si las considera de interés, incluso aunque alguna vez haya sufrido alguna crítica por mi parte.

P: ¿Por qué se ha elegido Pedrique en esta ocasión?

R: Una constante en la entrega del Premio Solienses ha sido la de buscar espacios inusuales para este tipo de actos y representativos del patrimonio histórico y artístico de Los Pedroches, con el objetivo también de contribuir a su mayor conocimiento. He huido siempre de las casas de la cultura y de los salones de usos múltiples y he llevado el premio a sitios tan insólitos como las minas de El Soldado en Villanueva del Duque, el convento de Santa Clara de Belalcázar o el sitio arqueológico de Majadaiglesia en El Guijo, en los que nunca se habían realizado actividades de esta naturaleza. Por suerte, he contado siempre con el apoyo de los ayuntamientos respectivos al plantearle estas propuestas, que exigían una mayor preparación, y nunca lo han visto como una locura, sino como algo atractivo. El reto ahora es buscar nuevos lugares que susciten interés por sí mismos, que la gente acuda al acto no solo por asistir a la entrega del premio sino también por visitar el lugar donde se realiza. Pedrique cumplía todos estos requisitos. Es un lugar maravillo, muy desconocido y que no puede visitarse habitualmente, así que espero que mucha gente acuda atraída por los atractivos de Pedrique. Y si de paso se lleva un libro de Ana Castro o de María Antonia Rodríguez, por citar dos autoras de Pozoblanco que han ganado el premio, pues eso que habrá ganado la cultura de Los Pedroches.