Estos días estoy oyendo opiniones respecto a las infraestructuras de nuestra comarca.

Dado que hace poco escribí mi opinión al respecto, no he podido dejar de decepcionarme al escucharlas. Vaya por delante mi respeto absoluto a lo que piensan unos y otros ya que se trata de opiniones. Algunas de ellas se manifiestan en el sentido de que “si tuviésemos buenas infraestructuras de comunicaciones, igual que llegaría mucha gente a nuestra tierra, serviría para que se fuesen otros”.

Y mi opinión es que debemos tener altura de miras, ser exigentes y no agachar la cabeza. Renunciar a infraestructuras de comunicaciones por si sirven para que nos vayamos los que estamos dentro me parece que contradice cualquier lógica de desarrollo económico y social. No conozco ninguna comarca que, por estar bien comunicada, se haya vaciado o haya caído en desgracia. Muy al contrario, la implantación de vías de comunicación ha hecho crecer zonas como Puertollano o Antequera o su eliminación ha postrado a otras en la más absoluta indiferencia.

No ha sido esa frase la única que me ha llamado la atención. Por ejemplo, también se habla del Mercado de Abastos y su famosa remodelación, así como la satisfacción de determinadas personas por no haberse realizado el proyecto que se acordó por parte del Ayuntamiento porque era una obra “faraónica” ya que iba a costar 2,5 millones de euros y además afectaría a los comerciantes que están allí ahora porque los tendrían que desalojar temporalmente. Se apuesta por gastar un tercio de esa cantidad y hacer un lavado de cara que permitiría que los comerciantes no tengan que salir de allí mientras se desarrollen las obras. Además, se denuncia que el centro necesita una reforma estructural porque “se está muriendo”.

Y mi conclusión es que considero necesario tener altura de miras y apostar por las inversiones como base fundamental para conseguir el desarrollo económico y social.

Entender que es mejor no hacer una obra de calado en el Mercado que permanezca 50 o 100 años porque los comerciantes se van a tener que ir de allí 6 meses, no me parece lógico.

Nuestro centro necesita un nuevo mercado de abastos, una zona peatonal y un aparcamiento público. Todo ello es fundamental para reactivarlo y hacer que los ciudadanos (propios y ajenos) disfruten de una zona comercial cómoda y con buen acceso. Y todo ello se podría conseguir con esa obra. ¿Es mucho invertir 2,5 millones de euros para una ciudad como la nuestra?, ¿es necesario recordar lo que ha supuesto la remodelación de la Avenida Villanueva de Córdoba para nuestra ciudad?, ¿cuántos puestos de trabajo ha creado y cuánto ocio y visitantes ha traído?, ¿cuánto costó?, ¿alguien se acuerda? Lo cierto es que esa avenida es, gracias a esa remodelación, el eje de nuestra ciudad.

El proyecto de partida del Mercado no sabemos si algún día se llevará a cabo. Lo quieren cambiar por un “chapa y pintura” de los puestos existentes. Obviamente la segunda opción será más barata pero no servirá para nada, no llevará a más gente al mercado, no lo hará más cómodo ni reactivará el centro.

No, no lo hará. Y abocaremos irremediablemente a la muerte al mercado y al centro. Eso sí, el Ayuntamiento seguirá teniendo 8 millones de euros en sus cuentas bancarias y una deuda por debajo de la media, y nuestro gobierno municipal, cada vez que debata sobre los presupuestos lo remarcará pero… el mercado y el centro estarán muertos.


El conformismo es el primer paso hacia la muerte de un grupo. Y ahí vamos
, de cabeza. Nos conformamos con las infraestructuras de comunicaciones que tenemos, con el mercado que tenemos y con el centro que tenemos.

A la vez, y de forma absolutamente incongruente con lo anterior, se demanda una remodelación estructural del centro (se ve que el Mercado de Abastos no es el centro). La última vez que se intentó hacer algo fue cuando se creó una zona peatonal en la calle Mayor en el 2012. Por parte de ciertos grupos de presión no se permitió que cuajara, obstaculizando los cambios e inversiones para tratar de mejorar las cosas. Y la calle Mayor es el mejor ejemplo de la decadencia de nuestra zona centro.

Entiendo que la realidad no debe coartar nuestro afán y empeño por demandar lo mejor y no “lo más cómodo”. Estaría bien contar con el apoyo de las instituciones en forma de coordinación de proyectos y establecimiento de infraestructuras que, por ejemplo, no conviertan en un tormento el acceso a nuestra comarca. Ha llegado la hora de “quejarnos” y exigir, pedir, reivindicar que se invierta aquí lo mismo que en otras zonas, ni más ni menos que el resto. Siempre hemos alardeado de espíritu emprendedor, pero con eso no basta. Necesitamos inversiones públicas alejadas de la mediocridad, con calado y que nos facilitenel desarrollo. Apostemos por inversiones de futuro y no por el “chapa y pintura”. Apostemos por la excelencia y no por la mediocridad. Apostemos por la inversión y no por el gasto.

Es cierto, es cuestión de opiniones, pero la mía es tan válida como la de cualquier otro.