Hace unos días recibí una desagradable sorpresa derivada de una de las actuaciones populistas a las que nuestro Excmo. Ayuntamiento nos tiene acostumbrados. Como no tengo Facebook, que es por donde muchas de las noticias se transmiten o se publican en nuestra localidad, he utilizado este medio para expresar mi malestar. Ni en los momentos más duros, donde recibí críticas y ataques de personas relacionadas con mi pasado político, utilicé ningún medio para defenderme de aquellas acusaciones. Eran ataques directos hacia mi persona y mi conciencia estaba tan tranquila que no tuve necesidad de ello.

Sin embargo, lo de estos días ha sido diferente, no era personal, era familiar. Mi hija, que vive ahora en casa de mis padres, fallecidos los dos a mediados de 2018, recibía un menú. Nuestra sorpresa fue que el menú era para mi madre, que como digo faltaba ya hace más de dos años.

Fue una sensación extraña, triste y penosa. Comencé a indagar al respecto y me informaron de que personas cercanas también habían recibido esos menús para sus mayores y que era una atención del alcalde y de la concejala de Mayores felicitando la no feria 2020. Lo siguiente que me vino a la cabeza es lo bondadosos que se habían vuelto los dos que invitaban a algunos de nuestros mayores, me imagino que, con su dinero particular, pues si no fuera así hubieran comentado en la felicitación que era una atención del equipo de gobierno o incluso del mismo Ayuntamiento. ¡Qué ignorante me estoy volviendo!

Expuesto esto, me pregunto cómo se puede ser tan poco eficaz para no ordenar revisar y comprobar concienzudamente la base de datos de nuestros mayores para borrar de ella a las personas que ya no están entre nosotros, algunas de ellas desde hace ya tanto tiempo. Me imagino que ahora tendrán la culpa todas las personas que hayan intervenido todas menos las dos personas que felicitaban la feria. ¿Qué feria? Qué manera de improvisar. Me imagino que habrá algún caso más como este, pues también tengo noticias de que algún menú llegó bastante más tarde de mediodía. Pero qué más da, “en feria se come más tarde y no pasa nada”. 

Desde este medio pediría que este tipo de actuaciones tuvieran otro tipo de seguimiento mucho más controlado y se pusiera más empeño. Me supongo que la respuesta será que ellos no lo hicieron, pero sí lo ordenaron. Lo que es necesario es menos improvisación en temas tan delicados.

Para terminar, tan solo decir que en ningún momento busco polémica con esta carta, solo que si esta exposición sirve para mejorar actuaciones de este tipo evitaremos situaciones tan dolorosas. Quizás los organizadores de estos actos tendrían que pensar más en la parte más débil, es decir, los mayores y no tanto en el interés político y el mero populismo, que al fin y al cabo es lo que se va buscando. Pónganse en la piel de las personas que hemos recibido esta desagradable sorpresa y sabrán a lo que me refiero.

 

Manuel Llergo López