Las cancelaciones se siguen sucediendo conforme la crisis sanitaria provocada por el coronavirus se alarga dejando un mes de mayo que empieza a atisbarse atípico. La suspensión de actividades también llega a las celebraciones religiosas con las comuniones en el aire y los párrocos barajando opciones que apuntan, en primer lugar, al aplazamiento y búsqueda de fechas alternativas. 

En Pozoblanco, por ejemplo, el 1 y 2 de mayo son los días fijados para celebrar la comunión de ochenta niños y niñas en la Parroquia de Santa Catalina, una fecha que se antoja casi imposible de mantener en el calendario. «La decisión todavía no está tomada, tenemos que ver cómo va evolucionando la crisis sanitaria, pero entendemos que la recuperación de la normalidad será algo progresivo, por lo que ya estamos barajando opciones», nos explica el párroco de Santa Catalina, José María González

«Es muy complicado, nada más que por una cuestión de aforo, mantener esas fechas, además de lo que ha supuesto el cese de la catequesis y de la preparación», detalla el sacerdote. La decisión depende, en principio, de cada parroquia y las indicaciones del Obispado es que se actúe «con libertad, pero con responsabilidad» teniendo en todo momento en cuenta los mandatos de las autoridades. Por este motivo, el párroco de Santa Catalina ha tomado el pulso a lo que están haciendo otros compañeros que ya han planteado y definido fechas alternativas en torno a los meses de septiembre y octubre. 

Con todo, el sacerdote apunta que «la decisión será comunicada a los padres con un tiempo prudencial para que puedan realizar todos los preparativos pertinentes, para que familiares que están lejos puedan venir y las comuniones se desarrollen con normalidad». 

Cambios y cancelaciones

Las comuniones conllevan, además de la celebración religiosa, otras cuestiones aparejadas que también tienen que ser tenidas en cuenta. Los cambios afectan a las familias y a los diferentes negocios que se mueven alrededor de estas celebraciones como pueden ser los de la hostelería o la fotografía. En este último caso se encuentra Luna Benfer, fotógrafa pozoalbense, que tan sólo ha podido realizar tres de las decenas de sesiones contratadas. «He estado hablando con mis clientes y reanudaremos el trabajo cuando se establezca una fecha», explica esta joven autónoma a la que el virus, como a tantos otros, les ha modificado completamente su agenda.