Cruz Roja atendió a más de 33.000 personas en la provincia de Córdoba a lo largo de 2021, un año aún muy marcado por la pandemia del coronavirus y las consecuencias derivadas de ella, gracias al apoyo de más de 5.200 personas voluntarias, que se reparten entre la capital cordobesa y Baena, Montilla, Lucena, Hinojosa del Duque, Priego de Córdoba, Rute, Pozoblanco, Peñarroya-Pueblonuevo, Palma del Río, Puente Genil y Villanueva de Córdoba.

Así lo ha indicado la institución humanitaria en una nota en la que ha detallado que estos datos se extraen de la Memoria Anual de Actividad de la entidad, donde destaca «la fidelidad, compromiso y solidaridad de las personas y empresas socias de la organización», que en la provincia superan las 16.400. Por primera vez, la entidad presenta los datos de su Memoria de Actividad a través de las seis ‘áreas de conocimiento’ de su actuación, lo que permite una visión más integral de su respuesta a las necesidades de los diferentes colectivos con los que interviene.

Este enfoque es un reflejo del trabajo multidisciplinar que presta a las personas. «Las personas que participan en nuestros proyectos no tienen una única necesidad: por ejemplo, pagar una factura. Su bienestar puede depender de otros muchos factores, a los que también tenemos que prestar atención», ha explicado la presidenta provincial de Cruz Roja, Cándida Ruiz.

En Córdoba, 17.503 personas atendidas por la institución humanitaria se encontraban el pasado año en una situación de «extrema vulnerabilidad». Muchas de ellas no podían cubrir sus necesidades básicas, como la adquisición de alimentos o el pago de suministros. En este colectivo se enmarcan, por ejemplo, las personas sin hogar, pero también numerosas familias que se han visto por primera vez ante una situación como esta y han tenido que recurrir a Cruz Roja para pedir ayuda.

«En los años de la pandemia hemos tenido que dar una respuesta de emergencia para muchísimas personas, por ejemplo, con nuestro Plan Cruz Roja Responde o con proyectos como las Tarjetas Monedero, que nos permitieron hacer llegar una ayuda urgente a quienes lo habían perdido casi todo», ha expresado Ruiz. Al respecto, ha agregado que «esa asistencia ha ido siempre acompañada de una valoración e intervención en el resto de factores: educativos, de salud, laborales, e incluso medioambientales, ya que hemos detectado muchas necesidades de pobreza energética que requerían de un enfoque y soluciones verdes».

Según la Memoria de Actividad, más de 5.600 personas mayores y personas cuidadoras no profesionales recibieron el apoyo del voluntariado el pasado año. Además de ofrecerles compañía ante situaciones de soledad, la entidad desarrolla acciones que fomentan el envejecimiento activo y saludable, con el objetivo de evitar el aislamiento social de un colectivo que se vio especialmente afectado por la pandemia, pero que también sufre discriminación por los prejuicios que existen en torno a la edad. El pasado año, más de 250 empresas de la provincia colaboraron en materia de inserción laboral con Cruz Roja, lo que permitió ayudar a 1.406 personas desempleadas, de las cuáles 569 consiguieron un trabajo.

Además, un año más, desde Cruz Roja en la provincia se atendió a un importante número de personas inmigrantes, que llegan hasta España huyendo de conflictos, persecuciones o de situaciones de vida precarias. En total, más de 2.500 personas inmigrantes participaron en actividades que fomentan la inserción social y laboral, con formaciones y ayudas para la integración. A estas personas se suman las 641 solicitantes de asilo y refugiadas que fueron acogidas dentro de la red estatal de Asilo y Protección Internacional, de la que forma parte Cruz Roja.

Por otro lado, Cruz Roja Juventud dirige gran parte de su actividad hacia la prevención de conductas violentas frente al racismo, la Lgtbiq+fobia, el machismo o el racismo (1.647 personas han participado en acciones de sensibilización) y ha prestado ayuda a más de 1.500 niños con proyectos de inclusión y participación como ‘Promoción del éxito escolar’ (con el que se ofrece apoyo educativo a la infancia en situación de vulnerabilidad) o ‘El juguete educativo’ (que garantiza el derecho al juego como un parte de la educación), entre otros.