«La vida siempre se abre paso», bajo esa premisa el pasado 3 de abril el Área Sanitaria Norte informaba que desde el 16 de marzo habían nacido un total de 14 niños y niñas en el Hospital Comarcal Valle de Los Pedroches. Buenas noticias desde el epicentro sanitario de la comarca que dejan claro que hay cosas que la pandemia del coronavirus no ha podido paralizar. La cara y la cruz de la propia vida se asoma estos días en los hospitales de todo el mundo y detrás hay historias de madres y padres que afrontan momentos que son irrepetibles con las dudas añadidas de hacerlo en la época del coronavirus. 

No es fácil estar embarazada en tiempos del coronavirus, principalmente porque a las dudas propias del embarazo y parto se unen las derivadas de la situación que se vive en los centros médicos. María García y Ángel Moreno lo saben muy bien, sus últimas semanas de espera han coincidido con el confinamiento y ellos nos cuentan cómo manejan el vaivén de sentimientos que se acumulan estos días. «Soy primeriza y a la situación que vives, con todas las preguntas que te puedes hacer, ahora hay que sumarles las que se derivan de la situación que estamos viviendo», explica María. 

La clave para controlar los nervios está en confiar en los profesionales, por eso «me quedé mucho más tranquila cuando fui la semana pasada por monitores, hay grandes profesionales, me trataron muy bien, me explicaron todo y me quedé tranquila. La situación provocada por el coronavirus es muy grave y seria y entiendo las decisiones que se han tomado». Decisiones que conllevan que hasta el día del parto no sabrá si tendrá a su lado a su pareja porque «nos comentaron que reciben protocolos constantemente y las indicaciones pueden variar de un momento a otro». 

En la última revisión ya pudo ver el impacto de la crisis sanitaria en el Hospital, pero se queda con que «los profesionales aplacaron mis nervios, aunque no los ves por las mascarillas se nota que te están sonriendo y diciéndote que no estarás sola, a pesar de las circunstancias». Y es que al igual que pasa con otros momentos vitales uno se los imagina de cierta manera que en situaciones como la actual quedan, al menos, con muchas probabilidades de venirse abajo. Así, Ángel narra que «la última vez no pude entrar con ella, me hacía ilusión ver la última ecografía, pero entiendo la situación y si finalmente no puedo estar hay que entender que es lo que nos ha tocado vivir y lo único que quiero es que ellos estén bien y sufran lo menos posible durante el parto». 

 

Después de ese momento vendrán otros que tampoco fueron como los imaginados porque la visitas de los familiares y amigos tendrán que esperar, al menos, a que se decrete el fin del estado de alarma. Las videollamadas, que durante estos días se han convertido en herramientas para suplir la actividad social, se convertirán en clave para presentar al nuevo miembro de la familia. «Si lo pienso me vengo un poco abajo, me da pena que uno de los mejores momentos de nuestra vida lo vayamos a vivir solos, pero intentamos sacar lo positivo y quedarnos que cuando nuestro hijo esté aquí lo llenará todo de alegría», detalla la futura madre. «La parte sentimental es la más dura, mis padres, por ejemplo, que para ellos es su primer nieto, pues es duro que lo conozcan con una videollamada, me planteo cómo los voy a informar, si finalmente se complica la cosa no tenerlos en ese momento a su lado, es duro», añade Ángel. 

La pareja nos cuenta sus sensaciones a través de una videollamada, con tranquilidad y sin sospechar que horas después esos miedos se transformarían porque había llegado el momento de ser tres en la familia.