Un acta de una junta general de la Hermandad de San Blas, datada en 1922, habla por primera vez del candelorio que se hacía en la Plaza de la Villa, una antigua tradición que pasó a manos públicas en la década de los sesenta del pasado siglo siendo organizada desde entonces por el Ayuntamiento de la localidad. Ahí arrancan la tradición de la Candelaria de Dos Torres, que ayer sábado cerró una edición que congregó a centenares de personas bajo la luz de las llamas. Impresionante la estampa que dejó la principal plaza de la localidad. 

No cabía un alfiler en la Plaza de la Villa de Dos Torres en el momento del encendido de la gran candela. Antes de que empezaran a arder los enormes troncos apilados en el centro de este espacio único de la comarca, las centenares de personas que se congregaron en la localidad usía asistieron a la proyección del videomapping que se hizo dueño de la fachada de la parroquia de la Asunción. Luego, tras unos minutos, empezó a arder la gran candela y el frío se evaporó ante la fuerza de las llamas. 

La luz del fuego lo impregnó todo y le costó a los centenares de personas que acudieron a disfrutar de este momento abandonar el lugar conquistado para disfrutar del resto de propuestas que dejaba la programación. La visita al mercado franco fue otro de los puntos «obligados» con asociaciones y empresas exponiendo sus mejores productos para atraer a los clientes. Y si hubo espacio para el folk y las jotas durante la jornada, también lo hubo para actividades algo más arriesgadas como el espectáculo de fuego que siguió al encendido de la Candelaria. 

Entre la apuesta que se hace desde el Consistorio respecto a las actividades volvieron a destacar las visitas teatralizadas que se realizaron por el municipio. Y es que si por algo destaca Dos Torres es por el trabajo encaminado a resaltar su historia y su cultura de diversas maneras. Combinar esa posibilidad con el simple ocio es otro de los aciertos de la fiesta de La Candelaria, que seguirá encendida mientras el esfuerzo por mantener las tradiciones siga perdurando. Ahora toca recoger las cenizas y empezar a apilar troncos para que esa llama vuelva a arder el próximo año.