Belalcázar, bueno más bien su castillo, viene acaparando portadas de los periódicos provinciales y comarcales en los últimos días. El viernes en ese enclave se vivió y respiró un ambiente muy especial porque tras años de reclamos fallidos, el castillo abrió sus puertas y el acceso a la Torre del Homenaje, que con sus 47 metros se convierte en la más alta de estas características en la Península, se hizo posible. La recuperación de esta parte del patrimonio de la localidad de Los Pedroches es uno de los hitos más importantes para la comarca y alrededor de ese castillo se pueden articular diferentes posibilidades en una tierra necesitada de las mismas. 

Ya en nuestra crónica de aquel día, que pasará a la historia para Belalcázar y la comarca, recogimos que el visitante no puede llevarse a equívocos, aún queda mucho trabajo por hacer y por extensión un importante montante económico para que los trabajos de consolidación se transformen en restauración y la parte exterior del castillo acompañe en las visitas a la Torre del Homenaje. Desde que la Junta de Andalucía adquiriera la fortaleza, en el año 2008, han transcurrido once años con más sombras que luces, por el retraso en las actuaciones, aunque ahora esta momentánea apertura deje atrás algunos avatares. 

Es por eso que ahora se abre otro camino que se bifurca a su vez en dos. La primera se centraría en conocer los planes más inmediatos que la Junta tiene sobre el castillo, una vez que algunos centenares de ciudadanos ya han podido disfrutar al adentrarse en la fortaleza. Al parecer, desde el Ayuntamiento de Belalcázar se habría presentado ante la Consejería una propuesta para la gestión del castillo, por lo que no es de extrañar que se establezca algún tipo de cesión. El segundo camino nos conduce, indudablemente, a la inversión que hará en los próximos años la Administración autonómica para seguir con los trabajos y ahondar en la restauración del castillo. 

El viernes, antes de traspasar la puerta de la fortaleza, la arqueóloga local Pilar García recordaba a uno de los grupos que arrancaba su visita que la ciudadanía de Belalcázar mucho ha tenido que ver en el devenir del castillo por su movimiento para presionar hace ya más de una década para que la Junta lo adquiriera y no lo dejara morir. Una manera de defender un puntal del patrimonio histórico de Los Pedroches y cuya ciudadanía debería sumarse a ese movimiento local porque el Castillo de Belalcázar puede convertirse, indudablemente, en una oportunidad turística de esas que no suele abundar, sin dejar a un lado su valor histórico.