El recinto ferial de Pozoblanco ha cobrado la vida que venía teniendo cada jueves, día establecido para el conocido ‘mercadillo’, y que se vio interrumpida el pasado mes de marzo con el decreto del estado de alarma por la pandemia del coronavirus. Tres meses después, los comerciantes han podido volver a abrir sus puestos en un mercadillo donde se ha dejado notar la llamada «nueva normalidad». 

Así, desde la puerta principal del recinto ferial se delimita una puerta para la entrada y otra para la salida, una delimitación que se extiende por todo el recinto con el objetivo de hacer las calles de un único sentido para evitar las aglomeraciones. Todas las indicaciones son explicadas por miembros de Protección Civil, que se encuentra ubicados en diferentes puntos del recinto para detallar las normas y velar por su cumplimiento

A ello hay que añadir las medidas de seguridad desarrolladas por los propios comerciantes con la instalación de gel hidroalcohólico en cada uno de los puestos, además de ubicarse en un espacio más amplio del habitual para permitir una mayor distancia. Todo ello con el objetivo de recuperar la actividad y dejar atrás unos meses que han puesto al límite al sector. «Han sido unos meses nefastos, acumulamos pérdidas que consideramos irreparables por lo que damos por perdido el ejercicio 2020, lo que no quita que vamos a hacer todos los esfuerzos posibles para reactivar el sector», explicaba el presidente de la Asociación de Vendedores Ambulantes de Los Pedroches, Francisco Rísquez. 

«La jornada está siendo aceptable, se está cumpliendo la normativa por parte de todos los vendedores y esperemos que todo siga con normalidad», apuntaba refiriéndose a la primera jornada después de la inactividad. Desde la Asociación se ha buscado no dejar atrás a ningún comerciante por lo que en algunos municipios el mercadillo se ha tenido que reubicar para permitir la apertura de todos los puestos. 

Con todo, el sector lanzar un mensaje de prudencia y responsabilidad a la ciudadanía para el cumplimiento de las medidas de seguridad e higiene ya que un nuevo cierre sería complicado de afrontar. «Estamos a la expectativa porque un nuevo cierre podría significar el fin del sector en esta comarca», señalaba representando a un sector que ha perdido toda la campaña de primavera y que ha hecho la inversión de verano, en el caso del textil, sin las ganancias de la anterior campaña.