La noche del 30 de enero de 1998 no fue una noche cualquiera en Pozoblanco. Aquel día se inauguró el Cine Pósito, culminando una aspiración que hoy sigue vive, dotar a la localidad de un espacio para disfrutar del séptimo arte, con una programación continuada y a la altura de una capital de provincia. Un día del que hoy hace dos décadas y que merece la pena recordar porque la apertura del Cine Pósito permitió que las posibilidades culturales en Pozoblanco aumentasen a través de poder descubrir historias contadas, grabadas e interpretadas por otros. Aquella noche se proyectó Poder Absoluto de Clint Eastwood y desde entonces miles de películas han sido proyectadas, miles de personas han disfrutado de un espacio que es parte de Pozoblanco y donde miles de ciudadanos han reído, se han emocionado, han pasado miedo o han llorado con los sentimientos que les han llegado y traspasado desde esa pantalla.

Este singular no estuvo destinado desde sus inicios a albergar una sala de cine, sino que es mucho más amplia y de albergar el grano de la ciudad pasó a otros usos a lo largo de su historia hasta que los responsables municipales decidieron comenzar las obras para destinar este espacio a la tan ansiada sala de cine, una decisión que costó tomar porque también se valoró la opción de que albergara la Casa de la Juventud o incluso hacer un espacio de usos múltiples. Finalmente, la opción cinematográfica se impuso y lo hizo, además, con exclusividad de uso, tal y como se mantiene en la actualidad. cine1

 

 

 

De manera paralela, los responsables municipales también idearon un sistema de gestión que no estuviera sometido a los «vaivenes de la política», tal y como nos explica el que por entonces era el concejal de Cultura, Serafín Pedraza. «Se pensó es un sistema mixto que no fue gratuito para el adjudicatario ya que se hizo cargo de varios costes», relata Pedraza que también puntualiza que esa concesión se hizo bajo algunas premisas como que el precio de las entradas no se equiparara al de otros cines -algo que se mantiene con un precio que es el de la mitad que en cines de capitales de provincia- y que las películas se ajustaran a la actualidad.

El proyecto arquitectónico fue obra de José Luis Amor Trucio que hizo «un magnífico trabajo porque el edificio planteaba muchos problemas ya que era un antiguo almacén con unos muros de dos o más metros y un falso techo que se quitó y quedaba una bóveda que daba problemas para el sonido», analiza Pedraza.

Inauguración y realidad

Una vez salvados todos los obstáculos tocó abordar una inauguración que llegaba con cabalgata incluida, planteada al estilo hollywoodense más clásico con limusina y presencia de actores incluida. Sin embargo, esa cabalgata fue suspendida, tal y como recuerda Pedraza, porque ese mismo día la banda terrorista ETA perpetró un atentado que acabó con las vidas del que era concejal delegado de Hacienda y portavoz del PP en el Ayuntamiento de Sevilla, Alberto Jiménez Becerril, y su esposa, Asunción García Ortiz, ambos de 37 años. El doble asesinato dejó a un lado algunos de los actos previstos, aunque la inauguración tuvo lugar.

Junto a la Asociación Cultura de Exhibición Cinematográfica Lumiére, el Ayuntamiento planificó un acto que contó con la presencia de Cinecito, la Mascota del Cine, así como la de la actriz Silvia Tortosa y el actor Paul Naschy, que actuaron de padrinos de la inauguración. Aquella noche fueron unos pocos afortunados los que disfrutaron del film Poder Absoluto, aunque se mantuvo en pantalla durante una semana de puertas abiertas donde centenares de vecinos conocieron su nueva sala de cine.

Veinte años de vida, de películas, de estrenos, de programación, en definitiva, de cine que han sido posibles también a la gestión de Jesús Molina y su familia «cuyo trabajo hace que cuando uno entra en el cine tenga la sensación de que es un espacio que se acaba de inaugurar». Un trabajo que ha permitido el Cine Pósito sea el único cine con programación durante todo el año en la zona norte de Córdoba.