• En Pozoblanco, ese dato se sitúa en el 36 por ciento, un dato que sitúa a la localidad a la altura de ciudades como Madrid o Barcelona

 

El Ayuntamiento de Pozoblanco ha presentado esta mañana el programa camino escolar, una herramienta con la que se pretende apoyar y contribuir al cambio de hábitos de movilidad fomentando que los escolares de los centros implicados hagan sus trayectos escolar a pie con el fin de mejorar su desarrollo físico y psicosocial, reducir la peligrosidad de los entornos sociales y disminuir el tráfico rodado en la localidad. El programa ha sido presentado por la concejala de Educación, Pilar Cabrera, y la responsable del mismo, Eva Puche. Esta iniciativa se enmarca dentro del programa Re-Muévete que ya se inició en el curso pasado y se aplicará en dos colegios de Pozoblanco.

Los primeros pasos para su implantación se dieron a través de una encuesta dirigida a los padres de los cinco centros escolares de la localidad de la que se desprendieron datos como que el 36 por ciento de las familias encuestadas llevan a sus hijos en coche, un dato que pone a Pozoblanco al nivel de ciudades como Madrid o Barcelona y tan sólo un punto por debajo de la media de España algo que es «incomprensible» para una localidad de 17.000 habitantes. Otros datos arrojan que tan sólo el 11 por ciento de los alumnos hacen sus trayectos sin compañía de adultos, aunque el 52 por ciento de los padres reconocen que podrían hacerlo.

Por todo ello, la idea al implantar este programa es ofrecer los datos en los diferentes centros y aplicar este programa a través de diferentes metodologías según la problemática que presente cada centro porque según se ha apuntado «cada centro tiene unas variables». Así, esas medidas vendrán de la mano de una comisión de camino escolar y las alternativas pueden ir desde el pedibus, grupos de alumnos que establecen rutas en grupo, diferentes tipos de acompañamiento o actividades de dinamización. Además, también se «elegirán rutas seguras que permitan la autonomía de los alumnos y podrán estar dirigidas por madres y padres».

En cuanto a los beneficios del programa se ha apuntado que reduce la peligrosidad de los entornos escolares, disminuye el tránsito de vehículos con la consiguiente menor contaminación atmosférica y emisión de ruedos, se desarrollan modos de movilidad sanos y sostenibles y se crea una ciudad más amable y habitable. Por otro lado, también se han expuesto los beneficios a nivel social y de salud para los niños destacando por un fomento de la salud infantil y juvenil, la reducción del estrés escolar y un aumento de la capacidad de atención, crecimiento en autonomía personal y el aprendizaje de las normas de circulación vial.

En definitiva, se trata de «reducir la superprotección que hoy tienen los menores y recuperar la infancia en las ciudades». Con todo ello se pretende que en un periodo de 2-3 años los efectos de este programa ya se visualicen y los niños y niñas, así como las familias, adopten otros hábitos encaminados a mejorar todos estos aspectos.