No será hasta el día 22 de diciembre cuando llegue el «gordo» de la Navidad, pero la portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Pozoblanco, Auxiliadora Pozuelo, quiso que le tocara unos días antes pidiendo la dimisión del alcalde de la localidad, Santiago Cabello, en la sesión plenaria celebrada el lunes. La razón esgrimida aludía a la presencia del primer edil en la inauguración de una sala de fiestas que al parecer no tendría la documentación necesaria para ese tipo de actividad, según lo expuesto por la política socialista en dicha sesión. Hasta en tres ocasiones le preguntó al primer edil la política socialista si sabía qué nombre tenía aquello sin ser capaz ella misma de pronunciar la palabra prevaricación.

Los miembros del PP hicieron en ese momento suya una máxima deportiva que dice que la mejor defensa es un buen ataque y enumeraron algunas cuestiones en las que el PSOE, en sus años anteriores de gobierno, tenía la responsabilidad señalando la falta de documentación de la estación de autobuses o rizando el rizo el hecho de que fuera un alcalde del PP quien pusiera en orden los papeles del bar que se encuentra en la sede del PSOE. Por último, reprocharon a Pozuelo su «falta de apoyo» al tejido empresarial de la localidad llevando a una sesión de pleno esas cuestiones.

Esos fueron los planteamientos básicos y antes de adentrarme en otras cuestiones que ocurrieron en el pleno, tocaría analizar que el PSOE tiene todas las de perder si la argumentación de sus adversarios políticos es la de mirar hacia atrás. Por más que se empeñe el actual grupo municipal de señalar nuevas etapas, la herencia adquirida en ocasiones es un lastre. Ahora bien, los errores del contrario no eximen de los propios y eso también estaría bien apuntarlo. Y es que por mucho que nos hayan vendido eso de la nueva política el argumento del y tú más parece ser el más socorrido en determinados momentos.

En el pleno pasaron otras cosas, que algo más desapercibidas, no dejan de tener sus connotaciones y dar una idea de lo que se mueve en el Ayuntamiento. Volviendo a la petición de dimisión, sorprende que Santiago Cabello llevase preparada su intervención -solo cojeó en negar una evidencia, la de la inauguración- de una manera tan clara, apoyándose hasta en la legislación, pero más aún que su compañero de equipo de gobierno, Emiliano Pozuelo, cuando fue preguntado por el caso -una pregunta nada gratuita- dijera que no tenía conocimiento del expediente.

La segunda cuestión que no deja de sorprender es que un equipo de gobierno en mayoría absoluta no saque hacia delante un punto que llega a pleno y que obedece a su gestión. Me refiero a la modificación de crédito que se retiró por petición del presidente del pleno, Santiago Cabello, y que dejó de manifiesto para quien quiera leer entre líneas que Pe+ no iba a aprobar esa modificación de crédito, tal y como estaba planteada, que afecta casi en totalidad a la concejalía de Festejos con una inyección superior a los 80.000 euros. Probablemente, una simple discrepancia.