Antes de que la irrupción del coronavirus paralizase la rutina y muchas de las actividades económicas del país, el sector agroganadero se había tirado a la calle para deja atrás otra crisis, la de los precios. Algunos de los tractores que hoy sirven para ayudar a realizar las tareas de desinfección de los municipios paralizaron semanas atrás la circulación en vías importantes y sirvieron para poner al sector en primera línea de una lucha donde se reivindicaba un ajuste para poder trabajar con unos márgenes dignos. Agricultores y ganaderos dijeron basta. Ahora, un tiempo después el campo se presenta como indispensable, o mejor dicho en estos tiempos esencial, en una crisis de paralización que el sector no entiende porque mientras la vida ha cambiado para muchos trabajadores que han visto cómo sus empresas o negocios han echado el obligado cerrojazo, el campo sigue siendo algo que se mueve a otros ritmos y, que por supuesto, no entiende de ceses de actividad.

Esas es una realidad que se conoce a la perfección en la comarca de Los Pedroches, una zona eminentemente agroganadera, y donde sus ganaderos y agricultores continúan con su rutina. “Nuestra actividad es prácticamente la misma, lo que pasa es que no tenemos visitas, no dejamos que nos visiten comerciales a no ser que necesitemos algún producto para los animales o algún medicamento, en ese caso nos los traen, pero siguiendo las medidas de seguridad establecidas, haciendo uso de las mascarillas, los guantes y guardando la distancia social recomendada”, nos relata Tobías Madueño.

Lo hace desde su explotación en Dos Torres, Huerta de los Tobías, donde sigue acudiendo cada día como antes del inicio del estado de alarma. “Las vacas hay que ordeñarlas todos los días, eso no cambia y nosotros tenemos que seguir trabajando”, relata dejando claro que aunque estén en el campo guardan la distancia entre unos y otros, estando el punto más complejo en la sala de ordeño porque “es donde más juntos estamos, pero estamos haciendo las cosas bien”. Las explotaciones siguen con su nivel de producción, asegurando que el abastecimiento de un producto de primera necesidad como la leche esté garantizado.

Es una imagen, la de ganaderos trabajando, que se repite a lo largo y ancho de la comarca donde las explotaciones siguen con su actividad porque los animales no entienden de una crisis que ha paralizado parte de las actividades de la economía española. Algunos ganaderos se consideran ahora unos privilegiados, por poder seguir trabajando y hacer el confinamiento algo más llevadero. Pero también sacan pecho de una situación “muy mala para todos, pero que nos puede permitir que se otorgue al ganadero y al agricultor el valor real que tiene, que no es ni más ni menos que el que ha tenido siempre, pero quizás en una situación así nos damos cuenta de lo importantes que somos en el eslabón”. De momento, Tobías Madueño sigue acudiendo a su explotación, sin haber variado apenas su día a día y recibiendo el reconocimiento de una sociedad que tendrá que valorar su esfuerzo cuando pase la crisis sanitaria, un momento en el que la fortaleza del sector volverá a ponerse a prueba.