Y al tercer día resucitó. Y el domingo se vivió en pleno esplendor como toda la Semana Santa. El Domingo de Resurrección viajó por las calles pozoalbenses con la devoción entre el Resucitado y la patrona de Pozoblanco, la Virgen de Luna. En el Risquillo todo eso afloró y el Domingo de Resurrección encontró cobijo.