Con el imponente Silo de Alcaracejos de fondo y reivindicando su carácter comarcal, el premio Solienses volvió a escribir una página en su particular historia, que habla ya de trece ediciones. Fue una de las entregas del galardón más especiales porque el descanso obligado por la pandemia pareció dejar en el aire un posible regreso que ya nadie pone en duda. José Manuel Blanco escribió su nombre entre los galardonados con el premio Solienses y recibió el arado romano -realizado por la Asociación de artesanos de Los Pedroches, Ofiarpe- por su novela ‘Pueblo chico, infierno grande’

La jornada comenzó dejando la literatura momentáneamente a un lado con la visita organizada al Silo, reconvertido en la actualidad en un centro termal. Un paseo por su interior que habla de aprovechamiento y también de las innumerables posibilidades que todavía alberga y que encuentran la cúspide en su espectacular terraza. De vuelta al terreno, comenzó la entrega de un premio que congregó a numerosas personalidades de la política y la cultura de la comarca. Fue el editor del blog Solienses, Antonio Merino, el que comenzó un acto donde dejó claro uno de sus anhelos, hacer comarca. 

Una forma de unidad a través de la creación literaria y que se plasma en unos premios que no solo reconocen la escritura de autores de Los Pedroches, sino que son entregados en diferentes municipios restando en la actualidad tan solo cinco por acoger esta cita. Merino destacó la fluidez en el proceso de vuelta a la organización de los premios y la apertura de las puertas a las que llamó para poder llevar a cabo todo ese proceso. El otro gran protagonista de la mañana fue José Manuel Blanco, que recibió el arado romano gracias a una novela donde narra el viaje de un abogado madrileño a un pueblo de Córdoba en un verano caluroso donde el protagonista se encuentra con su pasado y se replantea las prioridades de su vida.’Pueblo chico, infierno grande’ es la segunda novela del autor natural de Torrecampo después de ‘Dónuts, barbas y mancuernas’.  

La literatura se alió también con la música ya que el acto finalizó con la actuación de ‘La banda del soul’, que puso música a las letras mientras el autor firmaba ejemplares y los allí presentes empezaron a compartir momentos de esos que empiezan a recuperarse. Esta vez, en torno a la literatura y la cultura.