La Cofradía de la Virgen de Luna de Pozoblanco ha hecho pública la designación del pregonero de la fiestas de 2021, nombramiento que ha recaído en Juan Bautista Escribano Cabrera. Desde la Cofradía se ha destacado que su relación con la Virgen de Luna arranca de la devoción y las enseñanzas recibidas de sus padres y de manera singular se encuentra marcada por el hecho de que el cortijo de estos linde con el santuario, ello ha motivado una relación especialísima con el entorno de la ermita, los diferentes santeros y propiciado numerosas “romerías íntimas y familiares” y encuentros en los atardeceres de los tiempos de la montanera o la trilla.

La propuesta para ser pregonero le cogió por sorpresa y asegura que «nunca lo hubiera esperado». Considera que el traje le viene grande, pero toma el relevo de Antonio García Herruzo con decisión e intentará sumar a lo que otros, antes que él, aportaron desde sus pregones. «A pesar de la incertidumbre y de los extraños tiempos que vivimos, trabaja ya ilusionado en lo que siente, a la vez, como un deber y un privilegio», se asegura desde la Cofradía. 

Nacido en Pozoblanco el 20 de abril de 1958, hijo de Juan Escribano Cabrera y Francisca Cabrera Muñoz, es el mayor de nueve hermanos. Su andadura escolar comienza con cuatro años en el colegio de las madres concepcionistas y continúa en el de los salesianos, hasta que, en tercero del antiguo bachillerato pasa al instituto donde terminó sus estudios medios. Estudió magisterio en la escuela normal de Córdoba, a la que regresó casi veinte años después para cursar la licenciatura en psicopedagogía.

Recientemente jubilado, ha trabajado como maestro de escuela (a él le gusta esa denominación) en muchos de los colegios de Los Pedroches, los últimos veintidós años en la localidad de Añora a la que considera su pueblo pues, además de un lugar de trabajo, en Añora, siempre, lo hicieron sentirse como en su propia casa. De su profesión afirma haber tenido la fortuna de desempeñar el oficio que más le gusta y cree que una de las mejores decisiones de su vida fue la de ser maestro, «todos los días intentas enseñar algo pero, sobre todo, nunca dejas de aprender”.

Le gusta disfrutar de su familia y de sus amigos. Se considera muy afortunado por conservar los amigos y amigas de la infancia y adolescencia, tanto los que residen en Pozoblanco como los que tuvieron que marcharse, con ellos se reúne y disfruta, a menudo, en charlas y “cuchipandas”. Entre sus aficiones se encuentran la lectura y escribir y pintar como aficionado. Le gusta viajar y conocer mundo; dar largos paseos, si puede ser, por nuestra dehesa y cuidar de los árboles que ha sembrado. Considera una suerte haber podido vivir en Los Pedroches y, en concreto, en su pueblo, Pozoblanco, donde se encuentran sus raíces y la mayoría de las cosas que ama.