Tras el pitido final del partido entre el Pozoblanco y el Atlético Algabeño, el Municipal de Pozoblanco se convirtió en una auténtica fiesta por la goleada y por una tercera plaza que permite seguir soñando con el ascenso. Equipo y afición se convirtieron en una sola cosa y atento a todo ello el técnico del equipo, Juan Carlos Quero. Un hombre que llegó sin hacer ruido, para afrontar su primera experiencia en un equipo alejado de la base y que lleva semanas pasándolo demasiado mal ante las resoluciones tomadas fuera del terreno de juego. Tras ese final, Juan Carlos Quero dejó el protagonismo a sus jugadores, a su equipo, a ese al que ha sabido imprimir el carácter que él tenía como jugador y que no es desconcido en Pozoblanco. Los futbolistas no fueron ajenos a la parte de responsabilidad del técnico e interrumpieron la rueda de prensa para mantear a su entrenador y pegarle, de paso, una buena ducha.

Antes de eso, Quero tuvo palabras de agradecimiento, casi respiró después de semanas de incertidumbre, para el club, para los medios de comunicación y, sobre todo, para sus pupilos. De ellos dijo algo que en deporte es sumamente importante, el conseguir revertir una mentalidad colectiva. «Han aguantado, han cambiado la historia de ellos mismos, se han convertido en un equipo ganador. Hemos pasado muchos problemas de lesiones, por no hablar del final, y este grupo es una pasada, hemos conseguido un grupo de ganadores, algo que no era cuando llegamos aquí», apuntó el técnico que también fue elegante con sus rivales ascendidos, el Rota y el Antoniano, para los que tuvo sinceras palabras deseándole suerte en la nueva categoría.

En ese análisis de la temporada, Quero dejó claro que «hemos tenido partidos que hemos estado mejor y otros peor, pero hemos hecho una segunda parte para valorar». Para el técnico el tiempo ha sido fundamental en conseguir encontrar el equilibro y el crecimiento de su equipo porque «lo que ha cambiado es que nos conocemos más, que cuando decimos una cosa vamos a muerte, que con solo mirarnos sabemos lo que queremos, y eso es mucho más complicado al inicio de la temporada».

El carácter del ex jugador se palpó cuando contó a la prensa que habló a los suyos de «venganza». «A mí me gusta esa palabra porque se han sentido traicionados, con mucha incredulidad, mucha impotencia y por eso he hablado de venganza y han dado el 200%, cada balón dividido era nuestro, no nos ha importado el calor», ha zanjado un técnico que espera ver a su equipo en Tercera en apenas una semana y que deja para más tarde hablar de posible continuidad. Él llegó para hacer su trabajo y lo ha hecho. Había dudas, pero ha callado bocas y ha otorgado al equipo de un carácter marca de la casa.