Cuarenta días por delante tienen los veintidós niños y niñas que han llegado hoy a Pozoblanco procedentes de Bielorrusia y que pasarán este tiempo, destinado a mejorar su salud, con familias de acogida de Los Pedroches y el Guadiato. La Asociación de Acogida Infantil Los Pedroches ha vuelto a poner todo su esfuerzo para encontrar familias de acogida, sustento fundamental para este proyecto, que permitan dar continuidad a su actividad. Familias, muchas de ellas, que se reconocen en los nervios de los instantes previos a la llegada de quienes se han convertido ya en parte de ellos, en niños y niñas que ven una vez al año, pero que son «uno más». También reconocen los nervios de quienes afrontan esta experiencia por primera vez, personas que van a ciegas impulsadas por la solidaridad y por experiencias cercanas que les animan a sumarse a esta cadena de acogida que permite a más de una veintena de niños y niñas disfrutar de condiciones más beneficiosas para su salud que las que tienen en sus lugares de origen. 

Pasadas las seis y media de la tarde, el autobús que traía a los niños y niñas hacía su entrada en el Recinto Ferial de Pozoblanco. Los primeros saludos han llegado desde ese lugar, antes de bajar y de poder transformar el saludo en abrazo. Porque el orden se pierde con los reencuentros, con la ilusión de volver a verse, abrazos y besos que también se reparten entre quienes aún no conocen a sus familias. Y el cansancio de las horas de viaje parece también difuminarse en parte por esa alegría, aunque los nervios siguen estando intactos para quienes aún no conocen al niño o la niña con la que compartirán los próximos cuarenta días. 

Es el caso de Marta César, de Belmez, que instantes antes de la llegada de ese autobús nos relataba que «estoy muy nerviosa, no he dormido en toda la noche, tengo ganas de que lleguen ya». Una amiga suya convirtió su casa en casa de acogida y eso le valió para sumarse a una experiencia ante la que se muestra muy optimista a pesar de los miedos lógicos que surgen de cuestiones como el idioma. «Todas las familias que han acogido me han dicho que probara y si todo va bien repetiré e incluso con dos niños», nos explica momentos antes de conocer a una pequeña de 7 años con la que compartirá algo más de un mes, un mes especial para ambas. 

Muy cerca de Marta se encuentra toda una veterana en esto de la acogida, María del Mar Vizuete de Hinojosa del Duque que recibirá por cuarto año consecutivo a un niño bielorruso, aunque esta vez la experiencia será por partida doble porque serán dos los niños que acoja. Y es toda una veterana porque ha visto crecer a niños y niñas a través de la experiencia de su hermano sumándose ella «cuando un año me dijeron que un niño se quedaba sin familia». «Fue un verano en el que habían muerto mis padres, los dos, y me dio la vida», explica mientras espera a lo conocido y a lo desconocido. El reencuentro es emocionante, como el de tantas otras familias, que dejan a un lado los posibles problemas y miedos para seguir permitiendo que Los Pedroches y el Guadiato sean comarcas de acogida.