El pasado 27 de noviembre Belalcázar vivió una jornada de vital importancia para la historia de una localidad que destaca por su amplio y rico patrimonio histórico y cultural y que ha sido ampliado gracias a la firma del acta de posesión de la ‘Casa Grande’ de Corpus Barga. Un proceso, que más allá de este último y fructífero intento, alberga ocho décadas de esfuerzos por conseguir anexionar dicho edificio al inventario municipal. Ahora, después de un proceso que se retomó el 27 de septiembre de 2017, el Ayuntamiento de la localidad consigue la propiedad de un edificio al que toca poner en valor tanto para su utilización, como para el conocimiento de su importancia histórica lo que permitirá al municipio sumar un nuevo elemento a su amplio legado cultural y patrimonial.

“Es una casa que tiene a nivel histórico relevancia porque en ella se han hospedado y dormido miembros del Consejo de Estado, jefes de Gobierno, presidentes del Tribunal Supremo, gente importante de la política que tenían conexión con las dos familias propietarias, por un lado, la García de la Barga y, por otro, los Gómez de la Serna”, explica Feliciano Casillas, Cronista Oficial de Belalcázar. La influencia de esas dos familias queda reflejada en la imponente y hermosa fachada del edificio donde lucen los escudos de ambas sagas, una fachada sobre la que se intervino unos años para evitar un deterioro mayor. El edificio, que se extiende en una superficie de casi 2.500 metros cuadrados, se encuentra muy destrozado conservándose algunas paredes y arcos de ladrillo.

Eso no resta un ápice de su valor histórico, por lo que los trabajos para conseguir su propiedad se activaron de nuevo en septiembre de 2017 con el ánimo de variar el rumbo y acabar con los estériles intentos realizados hasta esa fecha. “Teníamos que buscar a todos los herederos, surgieron vicisitudes, pero en 2018 empezamos a hablar con algunos de ellos”, explica Feliciano Casillas que destaca, de igual manera, la labor del abogado Sancho Nieto Copé. Todo un hito si se tiene en cuenta que en los años 40 había dos herederos, pero que la identificación de los descendientes directos de los propietarios titulares que aparecen en el Registro de la Propiedad en 1970 elevó esa cifra a 17, siendo en la actualidad de 36. Casi cuarenta herederos a los que había que poner de acuerdo e incluso informar en algunos casos de una situación que ellos mismos desconocían.

El arduo trabajo y el ahínco por no caer en otro fracaso se unió a la colaboración de los descendientes directos de aquellas dos familias que dieron renombre a Belalcázar para dejar ese legado para sus vecinos. Una vez conseguido el consentimiento de todos los herederos entró en juego la figura jurídica para un trámite que se ha resultado con una expropiación forzosa por ser el trámite más corto en el tiempo, pero que cuenta con el beneplácito de todas las partes. “La mayoría de los herederos desconocían la existencia de esta casa; se desechó la donación porque dilataba el proceso en el tiempo y se buscó la figura jurídica de la expropiación, que acorta plazos”, apunta Casillas.

El futuro

Una vez logrado este paso, que será valorado posiblemente en mayor grado con el paso del tiempo, se pone fin a una intrahistoria que se ha extendido durante 80 años. Por eso, la firma del acta de posesión no será el único acto que tenga como protagonista a la ‘Casa Grande’ porque el objetivo pasa por “ponerla en valor” a través de un “proyecto de ocupación que los vecinos puedan disfrutar”. “Vamos a respetar la memoria de la historia y de la familia, queremos instalar paneles informativos donde se recuperen los escritos de Corpus Barga que aparecen en sus novelas, además de los árboles genealógicos que he ido documentando”, explica el Cronista Oficial de Belalcázar.

El objetivo del Ayuntamiento es avanzar sobre un proyecto social y cultural, aunque la redacción de un proyecto de ocupación, necesario para el proceso de expropiación, recoge la construcción de una ciudad de los niños. Un proyecto de ocupación inicial que podrá ser variado y que no perderá de vista esa parte que permita que los visitantes, bajo las pertinentes explicaciones, puedan respirar parte de la historia que se respiró y vivió durante una época en uno de los emblemáticos edificios que alberga la localidad de Belalcázar, que sigue apostando por trabajar en el camino del crecimiento cultural y patrimonial. De momento, cuando sea posible viajar y pueda realizarse, se invitará a todos los propietarios a un acto donde se descubrirán unas placas en la fachada que recuerden lo que se ha conseguido y quienes lo hicieron posible.