Fue en 2018 cuando Álvaro González y Antonio Carlos Escribano, o lo que es lo mismo, Álvaro DeCé y Titín, dejaron a un lado su implicación en el Carnaval de Pozoblanco con otros grupos y se aventuraron a aquella chirigota «No hay color» (Black and White) que fue el inicio de todo. Desde entonces no han faltado a un febrero y se espera con expectación su apuesta de tipo y de letras. Este año se han dejado la diplomacia -como marca la fiesta- a un lado y su repertorio llega cargado de crítica. A puertas del fin de semana que marca el final de otro carnaval, hablamos con ambos en «La Costanilla», aunque la sede oficial de la chirigota sea «el Matías»

«Todavía me pregunto en qué momento me pareció una buena idea esto, no me acuerdo, pero lo hicimos», relata Titín, aunque Álvaro defiende que «sí lo hablamos, me acuerdo de estar pensando en tipos y decir: blanco y negro. Estábamos cansados de hacer el carnaval como lo hacíamos, no teníamos responsabilidad con ningún grupo y decidimos hacerlo. Eso sí, no fue acabar febrero y decir, vamos a salir. En diciembre nos planteamos hacer algo y salió aquello». Y desde aquel «No hay color» a los otros tipos que han ido desarrollado, «Tú a Londres y yo a California», «Trofeo y Piruleta», «Vamos a la cama», «El bicho nos sienta de fábula» y «La chirigota del Chivo»

Tipos que han ido saliendo porque la acogida «fue buena desde el principio» y ya en 2018 Pozoblanco se quedó pequeño y también hubo actuación en El Guijo, mientras que el año siguiente se incluyó en la lista Pedroche. Este año han repetido en tierras guijeñas, han visitado Villaralto, estarán en Villanueva de Córdoba y harán doblete en Pozoblanco. «No concibo el carnaval solo en Pozoblanco, no hay que ir a Cádiz, pero sí estar en más pueblos de Los Pedroches», cuenta Álvaro que junto con su compañero resalta la acogida de su actuación en Villaralto porque «el público es magia, muy respetuoso, salimos con un subidón importante porque fueron treinta minutos de puro éxito». 

Con un repertorio general que pueda ser cantando en todas las localidades, la chirigota también aprovecha y tira de lo local -de Pozoblanco- y este año lo hace con críticas muy mordaces. Reivindican que «hacemos carnaval desde el humor, no desde la crítica social», pero que este año tocaba cantar ciertas verdades porque «nos hemos visto afectados» haciendo alusión a la gestión municipal. Eso sí, su objetivo sigue siendo el mismo, que la gente se ría y vaya si lo consiguen. Y si no, miren en su teléfono, que a buen seguro estos días han recibido más de un vídeo de «La Chirigota del Chivo». Han llegado en este 2023 pisando fuerte y dejándose poquito atrás. 

El proceso creativo

Hasta llegar a esas risas, final anhelado para todo chirigotero, hay un proceso que se realiza a cuatro manos. La autoría de la música y letra es de ambos y el proceso creativo tan sencillo como complejo, los dos artistas se sientan callados, pensando en los chistes, cuando uno tiene uno lo entona y dependiendo de la reacción del otro empieza a esbozarse la idea. «El principal público que tenemos es el otro y somos un público exigente, si yo hago reír a Titín, cualquiera se va a reír, y al contrario. Pero no solo es el chiste, sino que el lenguaje que se está utilizando sea gracioso», explica Álvaro. Luego, cuando esa criba pasa, hay algún que otro «ensayo general» entre amigos para ver qué tal cae el repertorio. 

Porque no todo va rodado, también hay chistes que no encajan o años donde las expectativas han superado a la realidad o reacción del público, pero en ese momento tiran de espontaneidad y a otra cosa porque el carnaval «también es reírse de uno mismo». Lo que no hay, aunque pueda parecer lo contrario, es nada dejado al azar, «todo está escrito bien hilado, como una historia que puede seguirse sin perderse», relata Titín. 

¿Y actuar en «El Silo» con el resto de agrupaciones? Aquí, opiniones diferentes. Titín avanza que «este año es el primero que lo he pensado, que puede encajar, aunque al principio no veíamos este tipo de espectáculo para un lugar tan grande». Y ese aspecto es el que echa para atrás su compañero porque «concibo más el espectáculo para un grupo de personas más reducido, sintiendo al público más de cerca porque me alimento de la reacción de la gente». 

Este año ese contacto con la gente se quedará en la comarca, aunque la chirigota también ha sacado más de una risa en la cuna de los carnavales, en Cádiz. Vaticinan más febreros porque como dice Titín «esto tiene eso que engancha, es un desarrollo artístico, yo lo tengo en más sitios, pero hay muchas personas que aprovechan una chirigota o una comparsa para llevar a cabo ese desarrollo artístico». Eso sí, quien critica está expuesto a la crítica y de eso son plenamente conscientes y también aparece la autocrítica para pedir  al carnaval de Pozoblanco que se trabaje de manera más unida para conseguir un colectivo con más peso. Lo dicho, la chirigota este año, viene pisando fuerte.